Los organismos ciudadanos y ecologistas no quieren entrar en la disyuntiva propuesta por la Comisión Gestora de Zorrotzaurre, de que se acepte la central térmica de Sarriko, «o bien el `calderín' individual de toda la vida», parafraseando al alcalde Iñaki Azkuna. Después de tres semanas de intenso trabajo con la Semana Santa de por medio, ayer emplazaron a todos los agentes implicados en la ambiciosa operación urbanística a que elaboren una estrategia común en materia energética.

Desde el movimiento vecinal apuestan por diversas opciones energéticas, partiendo de que promotores privados e instituciones públicas deben de ser audaces, impulsando tecnologías limpias y renovables en la trasformación urbana de Bilbo. Se inclinan, por ejemplo, por sistemas basados en paneles termosolares y por calderas colectivas que suministren agua caliente y calefacción a varios edificios, priorizando aquellas basadas en la biomasa, reduciendo de esta manera la dependencia de los combustibles fósiles.

Con las calderas colectivas se evitarían las conducciones desde la central hasta las edificaciones, con las consiguientes pérdidas de energía y se ahorrarían costes al no ser necesario trazar una red de tuberías.

Tampoco descartan el impulso a sistemas geotérmicos, sobre todo en los edificios de oficinas o destinados a albergar servicios. Asimismo, apuestan por el aprovechamiento del agua que circundará la futura isla de Zorrotzaurre, mediante microcaptaciones que sirvan a los sistemas de aire acondicionado, evitando torres de refrigeración como ya se han instalado en la clínica de IMQ e IDOM.

Txus Ureta, en representación de los colectivos, incidió en que en Zorrotzaurre se abre «una excelente oportunidad» y «un gran desafío» en materia de eficiencia energética. Vecinos y ecologistas estiman que «las prisas» en la tramitación del Plan Especial de Zorrotzaurre son la causa de que se haya optado por la cuestionada central térmica y puede suponer «renunciar a una estrategia que apueste por las energías renovables, limpias y eficientes».

Otra propuesta hace mención a que la isla disponga de medidas para el ahorro energético. «La estética y el diseño son importantes, pero la eficiencia energética, la funcionalidad y la correcta gestión de los recursos lo son aún más», precisaron.

Ureta incidió en que es muy importante que sea la administración, abriendo cauces a la participación ciudadana, la que fije el modelo a seguir, no desde los promotores privados con sus intereses económicos.

Javier Muñoz, presidente de la Federación de AAVV de Bilbo, saludó la propuesta, remarcando que los ciudadanos quieren desempeñar un papel activo en el diseño de la ciudad del futuro y disponen además de la solvencia técnica y profesional requerida. «No es válido gobernar al margen de la ciudadanía», enfatizó antes de pedir al Ayuntamiento reflexión.