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«La electrónica ayuda, pero un instrumento acústico sigue siendo inimitable»

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Germán Díaz

Zanzofonista

La zanfona es un instrumento procedente de la Edad Media, frecuentemente utilizado en la interpretación de música antigua. Pero Germán Díaz, un zanfonista muy cercano al mundo del jazz y la improvisación, la lleva al siglo XXI haciéndola interactuar con instrumentos de todo tipo.

Mikel CHAMIZO | DONOSTIA

La Iglesia de San Pedro de Boroa, en Zornotza, acoge hoy a las 20.00 un espectáculo que rompe con muchos de los esquemas de los conciertos en directo. Se trata de Método Cardiofónico, que será protagonizado por el zanfonista vallisoletano Germán Díaz, acompañado, únicamente, de instrumentos mecánicos, cajas de música y juguetes sonoros del siglo XIX y principios del XX.

Su espectáculo Método Cardiofónico está basado en los ritmos de latidos del corazón que el doctor Iriarte grabó en los años cuarenta. ¿Quién era el doctor Iriarte y por qué realizó estas grabaciones?

El Dr. Iriarte era un cardiólogo vasco que estudió en Valladolid. A partir de 1933 -la patente es de ese año- comenzó a registrar los sonidos cardíacos de pacientes con distintos tipos de cardiopatías, para que sus alumnos pudieran reconocer estas dolencias. «La voz de su amo» publicó una carpeta con estos discos. Mi padre, que es médico, me regaló la carpeta original porque sabe soy muy aficionado a la historia de la fonografía y me quedé absolutamente fascinado.

¿Cómo integra esos sonidos de corazón en el concierto?

Empleo un gramófono que he modificado ligeramente, para poder manejarlo en directo pisando un pedal. De esa manera voy disparando los sonidos de los diferentes tipos de cardiopatías. Y por encima de esos ritmos cardíacos pongo en funcionamiento instrumentos mecánicos y juguetes musicales procedentes de las décadas de 1920 y 1930.

Se trata de instrumentos realmente raros. ¿Qué es una ralmónica cromática?

Es una armónica mecánica que se toca con una manivela. Lee unos cartones perforados que contienen las melodías que yo escribo. Las ralmónicas son relativamente fáciles de encontrar entre coleccionistas, pero no tanto las cromáticas. Además ésta la tuve que desmontar y modificar para adaptarla a la afinación que se utiliza hoy en día.

¿Qué otros instrumentos va a emplear, además de la ralmónica?

Habrá un playasax, que es una especie de armónica que imita un saxofón. Se activa soplando sobre un cartón perforado que va pasando por encima y que activa sólo determinadas notas. También un órgano de barbaria, que es un instrumento que surgió a finales del siglo XIX y que tuvo mucho éxito entre los aficionados a los instrumentos mecánicos. Es una especie de organillo que funciona con aire, que lanzan dos fuelles en forma de V alimentados por una manivela. Por último, habrá también instrumentos más conocidos, como cajas de música.

¿De dónde le viene a usted la afición por los instrumentos mecánicos?

La pasión viene de que tengo un tío con una fundación en Urueña, la Fundación Joaquín Díaz, que tiene bastantes instrumentos mecánicos. Y de niño siempre me gustaba andar con cachibaches, como a tantos niños.

¿Y qué tipo de experiencia musical surge de la combinación de todos estos instrumentos? ¿Qué va a escuchar exactamente el público que se acerque esta tarde a Boroa?

Aunque se trata de un concierto solista, pues yo soy el único músico sobre el escenario, la sensación es más amplia porque iré grabando en directo, con una estación de loops, diferentes frases de los instrumentos, que se irán repitiendo para crear un acompañamiento sobre el que improvisaré con la zanfona, que es mi instrumento.

La zanfona es un instrumento ligado a la interpretación de música antigua. ¿Cómo dio usted el salto a estos proyectos experimentales?

Siempre he estado en contacto con el jazz y he improvisado con músicos como Valdo Martínez o Antonio Bravo. Aunque la zanfona proviene de la Edad Media y se utiliza principalmente en música antigua, en los últimos años ha desarrollado una técnica y posibilidades que permiten usarla también en música contemporánea e improvisación. En Galicia, concretamente, se ha dado una recuperación del instrumento que comenzó con Faustino Santalices, una figura muy importante para el instrumento. Tras ese primer empuje, zanfonistas como Amancio Prada o Joaquín Díaz la impulsaron también, hasta que en los 90 se creó la Asociación Ibérica de la Zanfona, en cuyos cursos nos hemos formado los zanfonistas de mi generación.

¿Se trata de un instrumento difícil?

Es un poco ingrato al principio, porque tienes que estar todo el día ajustándolo. Pero luego presenta los mismos retos que cualquier otro instrumento. Todavía no hay mucha gente profesional dedicándose a la zanfona, pero cada vez hay más interés. Últimamente yo estoy dando cursos todos los meses.

¿Cree que se está dando un renacimiento de instrumentos acústicos, o que los instrumentos electrónicos van ganando poco a poco la batalla?

La inventiva humana está siempre desarrollándose, más aún en el terreno de la creación y, concretamente, en el de la música. Aunque los instrumentos tradicionales siguen siendo fuertes, constantemente nacen nuevos instrumentos que se hacen un pequeño hueco. En el siglo pasado fue el theremin, por ejemplo, o más recientemente el waterphone. Y son acústicos, pues aunque con la electrónica se pueden hacer muchísimas cosas, un instrumento acústico sigue siendo inimitable. Poseen una magia única.

 
CREACIÓN

«La inventiva humana está siempre desarrollándose, más aún en el terreno de la creación y, concretamente, en el de la música»

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