Hacia las siete y media de la tarde, arropado por cerca de setenta vecinos y amigos, Igor Cachorro se encadenó en el edificio de la calle Arrandi que alberga la sede del PSE en Barakaldo. Su protesta venía motivada por la orden de ingreso en prisión dictada por la Audiencia Nacional española que, pese a que negó los hechos, condenó a este joven a dos años de cárcel bajo la acusación de quemar un cajero en 2008.

Poco después, agentes de la Ertzaintza rompieron la cadena y detuvieron a Cachorro mientras las personas concentradas, entre quienes se hallaba Periko Solabarria, mostraban carteles con lemas como «Euskal gazteria aurrera!» o «Utzi pakean euskal gazteria!» y coreaban consignas similares destinadas al consejero de Interior de Lakua, Rodolfo Ares.