El equipo de Hollande, que asumirá sus funciones el 15 de mayo, teme que una ola de restructuraciones en varios sectores (automóvil, metalurgia, distribución o telecomunicaciones) reciba al nuevo presidente francés, cuando ya hereda una situación de empleo muy degradada con una tasa de paro cercana al 10%.

«Bajo presión política, cierto número de empresas pospusieron despidos que habían previsto», asegura Michel Sapin, consejero de Hollande y posible ministro en el futuro gobierno que se conocerá al día siguiente del nombramiento de Hollande.

General Motors estudia la venta de su planta de Estrasburgo, que emplea a un millar de trabajadores. Los rumores de cierre también se extienden a PSA-Peugeot Citroen.

Las grandes cadenas de distribución, afectadas por la venta por internet, también podrían suprimir miles de puestos, como Carrefour, entre 3.000 y 5.000 trabajadores. Air France-KLM quiere ahorrar 2.000 millones de euros en tres años y ha empezado a negociar medidas con ese fin.

Y también está el caso simbólico de dos altos hornos de ArcelorMittal en Florange, la localidad donde Hollande había lanzado una de sus propuesta para luchar contra la desindustrialización: una ley que obligaría a una empresa que quiera cerrar una planta rentable a venderla. Pese a su intención de cambiar la curva ascendente del paro en 2013, Hollande llega al poder con un estrecho margen de maniobra. El Banco de Francia prevé un crecimiento casi nulo de la economía en el segundo trimestre y tendrá que arreglárselas para cumplir sus promesas con sus compromisos para sanear las finanzas públicas y llegar a un déficit del 3% del PIB en 2013. El secretario general del sindicato Fuerza Obrera, Jean-Claude Mailly, advirtió a Hollande de que no habrá «período de gracia, dadas las expectativas de los asalariados». A la vez, se le espera en Europa, donde el caos político griego pone en duda la continuidad del país en la zona del euro y el líder de la izquierda radical, Alexis Tsipras, quiere encontrarse con él, en quien ve una esperanza de que la UE afloje la mano sobre Grecia, a través del pacto por el crecimiento. Grecia y el crecimiento fueron ayer el núcleo del encuentro con el presidente de la eurozona, Jean-Claude Juncker. Hollande busca el máximo apoyo antes de su encuentro con Angela Merkel el martes.