Iker Bizkarguenaga Periodista
Patxi López tiene una viga en el ojo
Al día siguiente de que Basagoiti le quitara el caramelo mediático de dar por finiquitado el pacto PP-PSE, Patxi López, en solemne rueda de prensa, acusó a su ya exsocio de haber antepuesto la disciplina de partido al interés colectivo, es decir, de haber preferido defender los recortes de Rajoy a lo que el portugalujo denominó la defensa del autogobierno. Lo que es una curiosa acusación, teniendo en cuenta que el actual inquilino de Ajuria Enea es uno de los lehendakaris más atado a sus siglas y con menos personalidad propia que hemos conocido. Ahí ahí andará con el insípido Ardanza.
Porque la etapa de Garaikoetxea acabó como acabó, y aunque Ibarretxe nunca se salió de madre, sí causó algún dolor de cabeza en el EBB -Iñigo Urkullu confesó a María Antonia Iglesias que se veía obligado a hacer «actos de fe» para mantener la unidad-, mientras que López se ha cuidado mucho de no importunar a la dirección del PSOE y, sobre todo, a Alfredo Pérez Rubalcaba. Tanto en la gestión de la crisis como, especialmente, en lo relacionado con el proceso de soluciones abierto en este país.
Realmente, si para algo le han servido a López estos tres años, además de para engordar su hoja de servicios, ha sido para fortalecer su perfil dentro del PSOE, donde cortocircuitó la opción de Carme Chacón en su pugna con el exministro de Interior y entró en la Ejecutiva como secretario de Relaciones Políticas. Un cargo que, según dijo, no le iba a restar tiempo de sus obligaciones como lehendakari pero que ha servido, por ejemplo, para que la ruptura con el PP le pillara reunido en Madrid.
Por lo demás, el lehendakari del pucherazo será recordado por el mapa del tiempo en ETB, por ponerles visera a los ertzainas y por el traqueteo del tren que hace el trayecto entre Washington y New York. Y poco más. Y es que si durante 30 años el PNV hizo y deshizo en Lakua como si fuera un cortijo, el líder del PSE no ha sido menos sectario que los jeltzales. Por eso, que ahora Zape acuse a Zipi de guiarse por criterios partidistas tiene guasa y llega a rozar el límite del cinismo que se supone a los políticos profesionales.
Patxi López señala el pajar en el ojo de Basagoiti y no quiere ver la viga de hierro colado que tiene en el suyo. En euskara: zozoak beleari ipurbeltz. Un refrán que, en todos los sentidos, parece hecho a su medida.