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Aterrizaje en una fiesta ajena

Los rojiblancos se despiden de la Liga ante un rival que se juega la posibilidad histórica de disputar competición europea.

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LEVANTE - ATHLETIC

Amaia U. LASAGABASTER

Cuatro días después del enorme batacazo que supuso la derrota en la final de la Europa League, al Athletic le toca aterrizar. En una pista sin excesivos alicientes, con la Europa League -que los rojiblancos ya tienen asegurada gracias a la Copa- como única recompensa posible a su trayectoria liguera, y la sensación de asistir a una fiesta ajena.

Y es que si alguien se la juega hoy es el anfitrión de los bilbainos. Un Levante que, después de haber ocupado posiciones, no ya de Europa League, sino incluso de Champions, prácticamente durante los nueve meses de competición, se ve ahora fuera de la zona continental. Y por mucho que, suceda lo que suceda esta noche, la temporada de los azulgranas pueda catalogarse ya de espectacular, la sensación no será igual si las valoraciones se hacen por encima o por debajo de la línea europea. De la misma manera que la espectacular andadura en la Europa League no enjuaga ahora mismo las lágrimas rojiblancas por la derrota en Bucarest, aunque pueda hacerlo cuando el tiempo suavice las emociones. El Levante tampoco quiere hablar de sensaciones, sino de algo tangible como la sexta plaza.

Así que el Athletic se va a encontrar un rival hipermotivado y un Ciudad de Valencia lleno hasta la bandera para una ocasión histórica. No es una manera de hablar. Los socios levantinistas han agotado las entradas extra que podían adquirir de forma gratuita y también lo han hecho los aficionados de a pie. Hoy solo se pondrán a la venta 290 y por exigencia de la Liga de Fútbol Profesional; las otras 24.300 ya tienen dueño.

Alicientes

Ésa es la pista en la que el Athletic tiene que volver a tomar contacto con la realidad, tras haberse lamido las heridas durante los tres últimos días. Parece uno de esos compromisos a los que no acude por educación, aunque en este caso sea por obligación competitiva.

Pero, ya que hay que coger el avión, los rojiblancos intentan buscar un clavo al que aferrarse para saltar al césped con la «máxima disposición, seriedad y dedicación», como siempre exige Marcelo Bielsa. Pasará por firmar una actuación que permita confirmar a los suyos que siguen conformando un buen equipo. «Lo afrontamos con la expectativa de recobrar la autoestima, tras haber perdido una final por tres goles -explica el entrenador rojiblanco-. Para reconstruir el ánimo, lo verdaderamente importante del fútbol sucede dentro del terreno de juego. Si para ellos es importante, también lo es para nosotros».

Los que vieron golpeada esa autoestima no serán exactamente los mismos que quienes intenten restañarla. Jon Aurtenetxe, con pubalgia, e Iñigo Pérez, con problemas en el aductor, ni siquiera han viajado -Koikili y David López les han sustituido en la convocatoria-, y Bielsa podría estar meditando algún otro cambio. En principio, Óscar de Marcos ocupará el lateral zurdo, mientras Ibai o Muniain se situarían en el centro del campo. Gaizka Toquero también podría tener plaza en el once titular.

JUVENTUD Y EXPERIENCIA

Solo tiene 24 años, pero Javi Martínez alcanzará hoy los 250 partidos oficiales con el Atheltic. Debutó el 27 de agosto de 2006 frente a la Real y ha jugado ya 200 partidos de Liga, 24 de Copa y 25 de competición europea.

La derrota en Bucarest no debe resultar determinante en la decisión de Marcelo Bielsa sobre su futuro

Es, fuera de los terrenos de juego, y con permiso de la renovación de Fernando Llorente, la gran incógnita de este final de temporada. Prácticamente no hay una rueda de prensa en la que no se cuestione a Marcelo Bielsa sobre su futuro, pese a que la respuesta del técnico es siempre similar. Hay que esperar a final de temporada.

Volvió a insistir en lo mismo ayer, cuando también apuntó que la derrota de Bucarest no resultará determinante. «La decepción sufrida no es suficiente para decidirse en un sentido o en otro. Tanto las derrotas como las victoras, según como se observen, indican el camino a seguir. Hay victorias que aconsejan cierres y derrotas que aconsejan continuidad y viceversa. Lo que hay que hacer es esperar a que acabe la temporada, evaluar y tomar las decisiones por las dos partes», insistió.

También reiteró el técnico la asunción de su «responsabilidad en una situación como ésta, sobre todo porque antes del partido estábamos en condiciones de ganarlo. No haberlo hecho estando en condiciones aumenta mi responsabilidad porque disponía de una herramienta para aspirar a ganarlo». En lo que respecta al equipo, confiesa que sigue «apenado», pero ve un buen antídoto en la final de Copa. «Si hay algo que puede estimular después de perder una final, es jugar otra», subrayó. GARA

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