Mar Gijón Mendigutía Asociación Palestina BILADI
Conmemoración de la «Nakba» palestina
El «derecho al retorno» es un derecho inalienable, individual y colectivo del pueblo palestino, un derecho humano y justo, en toda su dimensión, un derecho que simboliza la reparación moral y el perdónOtro año más, ayer, 15 de mayo, se sucedieron en numerosas partes del mundo conmemoraciones de la Nakba palestina. La Nakba en árabe significa «el Desastre» y así es como nombran los palestinos, desde hace 64 años, el brutal expolio al que fueron sometidos como consecuencia de la creación artificial, -y a sangre y fuego-, del Estado de Israel. La Palestina Histórica tenía una extensión territorial un poco menor que Galicia, estaba habitada aproximadamente por 1.500.000 de personas, palestinos y palestinas, que tenían sus tierras y cultivos, sus pastos y animales, sus negocios, sus casas y propiedades con sus objetos de valor; en definitiva, su vida.
Entre 1947 y 1949, de ese millón y medio de población nativa palestina, que vivía en esa tierra desde hacía siglos, fueron expulsados por las fuerzas sionistas entre 750.000 y 800.000 personas, es decir, ¡más del 50% de la población total!, que fue no solo obligada a irse con lo puesto, sino que posteriormente les robaron o destruyeron sus posesiones. Nunca les han permitido regresar a sus hogares, ni se les ha compensado de forma alguna, todo lo contrario, se les ha condenado y forzado a un exilio permanente.
Esta expulsión no fue, como ha divulgado durante años la propaganda israelí, consecuencia «desafortunada» ocasionada por la guerra, ni las matanzas que se perpetraron contra la población palestina fueron resultado de actos de grupos extremistas incontrolados. Al contrario, estaba todo planificado en la política sionista trazada desde principios del siglo pasado. La expulsión de más del 50% de la población nativa palestina no podía ser posible si no se encuadraba «en un plan político militar jalonado de matanzas», este plan, llamado por los propios israelíes Plan Dalet, formaba parte del deseo sionista de un objetivo mayor, general, que era la «transferencia» o «traslado» de la población palestina, es decir, la expulsión a gran escala.
Los dirigentes israelíes sabían que este expolio solamente se podría llevar a cabo en el marco de una guerra; su fin, aprovechando la coyuntura bélica, era «vaciar» la tierra de sus habitantes originales para que los emigrantes judíos, que habían estado llegando de forma masiva con la total permisividad y apoyo de los ingleses, suplieran y ocuparan el lugar de la población nativa. Prueba de esta política es que en agosto de 1948, el Gobierno israelí creó un Comité de Traslado con diferentes cometidos; impedir el regreso de la población refugiada, reasentar a la población emigrada judía en las casas palestinas de ciudades y pueblos -otorgándoles las pertenencias que hubiera en ellas-, repartir las tierras palestinas a los colonos y presionar para que los países árabes asentaran a la población refugiada.
Se podría decir que mayo de 1948 es la fecha clave del nacimiento de la «cuestión palestina», es el eje principal de la causa palestina. La expulsión de los palestinos de su tierra, y la posterior expoliación y robo de sus posesiones sin ningún pudor por parte de leyes israelíes ficticias, han marcado un terrible y doloroso camino posterior que dura a día de hoy, y que solo podría solventarse con el retorno, el «derecho al retorno» (Haq al-Awda) de los refugiados palestinos a su tierra original. Que se cumpla el «derecho al retorno» significa que el que produjo esta situación, es decir, el Estado de Israel, reconozca su responsabilidad total como causante de este sufrimiento, de esta Nakba al pueblo palestino. El «derecho al retorno» es un derecho inalienable, individual y colectivo del pueblo palestino, un derecho humano y justo, en toda su dimensión, un derecho que simboliza la reparación moral y el perdón.
Por todo ello, el 15 de mayo hemos recordado la Nakba, y no dejamos de mostrar nuestra solidaridad y apoyo de la mejor forma que podamos al pueblo palestino, por la injusticia que ha vivido y que vive... por la Nakba sufrida y por la Nakba que continúa hasta nuestros días en la Palestina Histórica, con la permisividad e inocuidad de la clase política internacional.