El Gobierno ruso expresó su «grave preocupación» por los últimos incidentes armados en Líbano y señaló que «las fuerzas que han fracasado en su intento de desestabilizar Siria han girado su vista a Líbano». El Ministerio de Exteriores ruso aseguró que «a estos grupos claramente no les gustaba la postura del Gobierno (libanés) de evitar una intervención extranjera en los asuntos sirios y de facilitar un acuerdo pacífico rápido en base al plan de Kofi Annan, aprobado por el Consejo de Seguridad, ni las acciones de las fuerzas de seguridad contra los intentos de tráfico de armas y entrada de militantes». Añadió que «estas fuerzas están intentando crear tensiones entre varias fuerzas sectarias y políticas libanesas». Por ello, pidió a los políticos del país árabe «moderación y responsabilidad patriótica».

En la última semana el contagio del conflicto sirio a Líbano ha causado un total de 14 muertos y cerca de 150 heridos en enfrentamientos. Ayer mismo, trece libaneses de confesión chií, fueron secuestrados por el opositor Ejército Libre Sirio en la provincia de Alepo, cuando regresaban de una peregrinación a Irán, según medios oficiales libaneses y familiares de los secuestrados, aunque el ELS negó más tarde su implicación en el secuestro.

El líder de Hizbulah Hassan Nasrallah pidió a sus compatriotas «contención, nadie debe llevar a cabo actos individuales bloqueando carreteras o con violencia».

Por otra parte, al menos cinco personas fallecieron en la noche del lunes por una bomba en un restaurante del barrio de Qaboun, en Damasco, mientras en Idleb continuaban violentos combates entre tropas del régimen e insurgentes.