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Andreu Buenafuente: «Yo no me callo ni debajo del agua»

Horas después de confirmarse el cierre de «Buenas noches y Buenafuente», su presentador, Andreu Buenafuente, exponía en su blog personal los motivos que han llevado a esta situación mediante un decálogo titulado «Cosas que hacer cuando se termina tu programa».

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Koldo LANDALUZE | DONOSTIA

La televisión, o mejor dicho quienes mueven sus hilos catódicos, desconocen los términos «misericordia» o «paciencia». En cuanto llegan a sus manos los índices de audiencia, un sudor frío recorre sus espaldas y no dudan en dictar su implacable sentencia contra quienes no alcanzan los parámetros exigidos.

En una ocasión, el cineasta Sam Fuller me comentó que en Hollywood, sus ejecutivos son «personas que hablan y se sientan como Buda». Con esta frase tan seca y contundente -puro género negro-, el viejo maestro que logró sobrevivir a los Panzer alemanes, pero que tuvo que rendirse en más de una ocasión ante los ejecutivos de Hollywood, definía un modelo empresarial en el que predomina la pose y las frases lapidarias envueltas en celofán de regalo. Lo mismo se podría aplicar a los ejecutivos que gobiernan las cadenas televisivas, pequeños budas capaces de aupar al Olimpo a sus criaturas catódicas y empujarlas al abismo del olvido sin inmutarse.

Días atrás se anunció que«Buenas noches y Buenafuente» ponía punto y final a su errático viaje por el prime time dominical de Antena 3 después de que la cadena y «El Terrat -productora del programa- llegaran a un acuerdo.

Horas más tarde, Andreu Buenafuente, desde su blog personal (andreubuenafuente.com) exponía su punto de vista. Titulado «Cosas que hacer cuando se termina tu programa», el showman catalán desglosaba en diez puntos los motivos que, a su entender, han derivado a esta situación.

Tras mostrar su agradecimiento al público por su fidelidad, a varios ejecutivos de Antena 3 que apoyaron su proyecto hasta el final y declarar que «Lo único por lo que me duele parar es por la gente que se quede sin trabajo», Buenafuente expone en su primer punto «Recuerda: esto es televisión. Ni más, ni menos. Los éxitos no tienen explicación, los denominados fracasos tampoco. Éxito, fracaso, las dos palabras dan rabia».

En otro de sus puntos, Buenfuente se reivindica a sí mismo «Yo solo sé hacer bien esto, así que lo tengo fácil. Pensaré otra cosa. Reinvéntate me dicen algunos. No me da la gana (...) Pero ni yo ni mi equipo podemos cambiar. Si acaso, empeorar. Quizás piensen: `No les gustan las críticas'. Tienes razón. A nadie les gustan las críticas».

Quizá sea este último apartado el que lastra la intención de su declaración de principios ya que en momento alguno hay autocrítica a su gestión de un programa que desde sus primeros compases, ya evidenciaba cierta cojera que fue en aumento.

Para finalizar, suscribimos el último punto de Buenafuente; una palabras legadas por el genial Groucho Marx : «Encuentro la televisión muy educativa. Cada vez que alguien la enciende, me retiro a otra habitación y leo un libro».

LIBERTAD

«Yo he podido decir que los nazis griegos son unos mierdas -afirma Buenafuente- y Javier Bardem habló en libertad del vergonzoso conflicto del Sahara».

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