Análisis | Temporada 2011/12 de Gescrap Bizkaia Bilbao Basket
Jugando con una moneda que sacó tanto la cara como la cruz
La ilusión y la decepción de Gescrap Bizkaia Bilbao Basket ha pendido de un tiro que ha entrado o no. Los hombres de negro han pagado en la competición doméstica su buen hacer europeo. Al final, una sexta plaza y un hueco en la Eurocup sirven para el aprobado simple.
Arnaitz GORRITI Periodista
Cuando Pablo Prigioni elevaba el 88-90 del segundo partido de los cuartos de final de los play offs por el título de la Liga ACB Endesa, estaba poniendo el penúltimo clavo del ataúd de la temporada 2011/12 de Gescrap Bizkaia Bilbao Basket. El último lo pondría la entrada a canasta de Aaron Jackson. A falta de cuatro segundos para el final de la prórroga, el base de Hartford apuraba un último cartucho de los hombres de negro, pero su tiro dio en el aro. La moneda caía cruz.
«Nos ha faltado algo de suerte» reconocería en la posterior rueda de prensa Fotis Katsikaris. Pero la cuestión es que, si Bilbao Basket ha tenido que afrontar una eliminatoria ante el mejor Baskonia del año y sin factor cancha, es porque perdió una oportunidad de ser cuarto y disfrutar de factor cancha en los cuartos de final. Hubiera bastado con ganar en Miribilla al peor Unicaja de los últimos años, abriendo, de paso, un sendero para volver a disputar la Euroliga. Pero se erró, aquella moneda también cayó cruz y al final, la escuadra bilbaina se ha tenido que conformar con la sexta plaza, una plaza en la Eurocup -aunque lo más seguro es que deba superar una ronda previa- y un patrocinador como Gescrap. Todo ello, sin olvidar el grandioso estreno en la Euroliga. Lo comido por lo servido.
La temporada más cargada de Bilbao Basket y con mayores contrastes. De 56 partidos -36 de ACB y 20 de Euroliga, con 29 victorias-. De esos 56, 20 han acabado con diferencias inferiores a los cinco puntos; o sea, uno de cada tres partidos, con un balance de 9 victorias y 11 derrotas. Los hombres de negro han completado una temporada cumpliendo con creces en la Euroliga, pero a cambio, descuidando la competición doméstica, donde además han acabado físicamente muy castigados.
La moneda al aire a veces ha caído cara y otras cruz. Este año se ha mejorado en el juego estático y se ha contado con un gran segundo base como Raül López, y los veteranos Mumbrú -tanto de alero como de ala-pívot- y Grimau, han mostrado que a pesar de su veteranía, tienen cosas que aportar. Por dentro, D'Or Fischer ha mostrado intimidación, aunque nulo juego de espaldas. Por contra, Jackson ha sido tremendamente irregular, Blums ha padecido de su rodilla y sus tiros no terminaban de entrar. Banic y Hervelle tampoco han estado a su mejor nivel.
Europa es donde mejor ha lucido Bilbao Basket. El estreno en la Euroliga ha resultado una experiencia más que positiva para los hombres de negro. El máximo accionista del club bilbaino, Gorka Arrinda, ponía el listón de los suyos en «pelear por entrar en el Top 16» y el equipo no solo cumplía ese objetivo, sino que lo superaba, llegando a unos inolvidables cuartos de final en los que se llegó a tutear al CSKA de Moscú.
En el camino, equipos como el Olympiacos -campeón contra todo pronóstico-, Fenerbahçe, Real Madrid o Siena -con el buzzer beater de Raül López- mordían el polvo, sobre todo en un Bilbao Arena casi inexpugnable. Y, ante todo, se llegaba al éxtasis al ganar por dos ocasiones al Caja Laboral Baskonia en el primer derbi europeo, dejando en la cuneta al conjunto gasteiztarra.
En este torneo se ha competido siempre y disfrutado hasta el instante de la eliminación. La ovación de los aficionados a los jugadores bilbainos, y su respuesta, incluso la de rivales como Khryapa o Kirilenko, han sido perlas inolvidables.
El físico ha supuesto un límite en la competición doméstica. Sin duda, competir en la Euroliga no ha salido gratis. Lesiones musculares, aparte de rodillas o tobillos torcidos, cortaban la rotación y el ritmo de los de Katsikaris. El juego del propio equipo lo padeció en una primera vuelta en el que a Bilbao Basket le costó adaptarse a ese ritmo de partidos y viajes, así como la frustración de encadenar derrotas europeas y domésticas en una primera vuelta dura, en la que se perdió el tren de la Copa tras las dolorosas derrotas en los derbis ante Gipuzkoa Basket -en la prórroga- y Baskonia -con el triple de San Emeterio-.
En esa segunda mitad, los vizcainos han estado mucho mejor en el juego, pero al final han decaído en lo físico. Con tiempo de preparación, los bilbainos se han mostrado como rivales temibles, pero les ha fallado el fuelle y algo de suerte.
Y ahora toca reconstruir la plantilla. Jackson confirmaba ayer su marcha tras dos años y parece que Rusia o Turquía será la nueva parada de Blums, que se despedía de la hinchada entre lágrimas, Josh Fisher y D'Or Fischer tampoco parece que vayan a seguir, y el propio Marko Banic, capitán del equipo después de siete años en Bilbo, también se irá. La continuidad de Vasileiadis depende de él mismo.
Entre los que vayan a llegar, se habla de Nikos Zisis, más los nombres del «zoco» veraniego. Entre esos rumores, se apuntaba a la salida de Katsikaris, aunque el club lo desmiente, toda vez que el heleno tiene contrato hasta 2014. Se precisa, pues, un base titular -Zisis valdría para ello- un escolta y dos interiores solventes. Demasiado para jugársela a cara o cruz.