El PSE aprovechó la «Fiesta de la Rosa», celebrada ayer en Durango, para presentar los pilares básicos de su campaña electoral. Ante sus militantes, con la cúpula del partido y acompañado por los consejeros de su Ejecutivo, el lehendakari, Patxi López, abanderó el «modelo Euskadi» como alternativa a los recortes establecidos por el Gobierno de Mariano Rajoy.

Con un tono triunfalista, pero no exento de conjugaciones verbales en pasado que evocaban un cierto tono a despedida, el actual inquilino de Ajuria Enea alabó las políticas desarrolladas por los miembros de su Gabinete durante últimos tres años, y lanzó una serie de promesas basadas en la continuidad de los servicios sociales.

El nuevo escenario abierto en Euskal Herria tras el cese definitivo de la lucha armada lo transformó López en un ejercicio de autocomplacencia. Obviando la iniciativa de la izquierda abertzale y el impulso de los agentes vascos y la comunidad internacional en la Conferencia de Aiete, López -que se ausentó de aquella cita histórica- se erigió ante sus seguidores como artífice del «fin» de la organización armada. Según su tesis, ha «derrotado a ETA» y eso justifica toda esta legislatura.

Junto a ello, el secretario general del PSE utilizó la crisis económica para destacar las acciones de su Gobierno. Según explicó, los consejeros que componen su Gabinete han hecho de la salida de la crisis «una apuesta colectiva. Destinando recursos a impulsar la economía, la investigación y el desarrollo, a la internacionalización, a fomentar el empleo joven, a modernizar los servicios públicos y a sostener nuestras políticas de solidaridad».

Asimismo, tras citar las supuestos logros de su Ejecutivo, López comparó la situación económica de la CAV con los indicadores del Estado español. Según afirmó el dirigente autonómico, el «modelo Euskadi» ha hecho posible que Araba, Bizkaia y Gipuzkoa hayan «batido su récord histórico» de exportaciones y ha servido para mantener una tasa de paro inferior a la estatal.

Además, mirando de nuevo a Madrid en vez de a Bruselas, el lehendakari destacó que en la CAV «no se cierran quirófanos, ni centros de salud» (cabe señalar que el Departamento de Sanidad quiere acabar con la atención a pacientes agudos en el Hospital de Santiago, situado en el centro de Gasteiz). «En Euskadi invertimos en infraestructuras sanitarias, y no dejamos a nadie sin atender», proclamó.

No a los recortes del PP

Después de detallar la labor de su Gobierno, López aseguró, como ya hiciera el pasado martes la portavoz de su Ejecutivo, Idoia Mendia, que Lakua no aplicará los tijeretazos previstos por el PP. «Sabemos que hay otra forma de enfrentarse a la crisis que no pasa por destruir el Estado de Bienestar. Por eso quiero decir que mientras en Euskadi haya un lehendakari socialista, no se aplicarán los recortes de Rajoy», enfatizó.

A esta primera promesa electoral, que al parecer está en el fondo de la ruptura del acuerdo de bases que mantenía con el PP en el Parlamento de Gasteiz, le siguió una batería propuestas, incumplidas en buena parte durante la presente legislatura. Entre las mismas figuran la continuidad del diálogo social; la creación de futuros pactos por el empleo con sindicatos y empresarios; la inversión de dinero público para fomentar la investigación y afrontar la crisis; y la defensa del autogobierno «frente a la injerencia de quien quiere debilitarlo para imponer unos recortes injustos».

«El hijo de un obrero»

En cuanto a la posibilidad de un adelanto electoral, el lehendakari negó dicha circunstancia y anunció que su Gobierno seguirá al frente de Lakua «le pese a quien le pese», en alusión al resto de formaciones políticas, que han solicitado la convocatoria de elecciones anticipadas.

Según se quejó López, para el presidente del Euzkadi Buru Batzar, Iñigo Urkullu, «Euskadi solo tiene prestigio» cuando quien gobierna es la formación jeltzale. «No pueden soportar que este país este dirigido por un lehendakari socialista -denunció el lehendakari-, no pueden soportar que hayamos puesto fin a décadas de gobiernos dirigidos y presididos por la derecha nacionalista, y no pueden soportar que el hijo de un obrero de la margen izquierda esté gobernando este país sin pedirles permiso porque creen que les corresponde el Gobierno por derecho divino».