Aviones israelíes realizaron en la noche del sábado a domingo varios ataques contra la Franja de Gaza «en respuesta al intento de infiltración durante la mañana del viernes en el que el sargento Netanel Moshiashvili fue asesinado por fuego terorista junto a la valla de seguridad». Tras este tiroteo, en el que también falleció un miliciano palestino, el Ejército atacó un vehículo en el que viajaban cuatro supuestos milicianos. Uno de ellos murió horas más tarde.

Una de las bombas cayó sobre una casa en el campo de refugiados de Nuseirat, en el centro de Gaza, hiriendo a siete palestinos, cuatro de ellos niños. Todos tuvieron que ser trasladados a un centro hospitalario, donde quedaron ingresados, según informó el responsable de los servicios de emergencia Adham Abu Salmiya.

Otras de las bombas cayeron en terrenos de cultivo cerca de Beit Lahia (norte) y de la céntrica ciudad de Deir el Balah y al este de Khan Younis.

El Ejército israelí dijo a través de un comunicado que sus aviones atacaron «tres centros de fabricación de armas en el centro de la Franja, así como dos túneles utilizados para propósitos terroristas en el norte y sur»

Posible reinicio de la huelga

Por otra parte, el ministro de Prisiones palestino Issa Qaraque advirtió sobre una posible reedición de la hulega de hambre indefinida que iniciaron el 17 de abril más de 2.000 presos palestinos si Israel sigue incumpliendo los términos del acuerdo firmado el 14 de mayo y por el decidieron poner fin a la protesta. Las autoridades israelíes prometieron políticas para «facilitar» las visitas de familiares, mejorar las condiciones de vida y acabar con el aislamiento.

El jefe del Club de Prisioneros, Qaddura Fares, denunció además que, pese a la promesa de no renovar las detenciones administrativas en caso de que no aparezcan «nuevos datos», Israel prosigue con esta política «como castigo y para hacer ver al mundo que la protesta no sirvió para nada» y que no permite a quienes se sumaron a la huelga comprar en el economato.