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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Madrid cotiza a la baja en democracia

Casualidad o no, justo cuando Europa debate si «rescatar» por segunda vez al Estado español o, directamente, comprar una corona para su funeral, los medios más afines al PP sacan a pasear el «tema vasco». A ver si así sus lectoras y lectores se entretienen y dejan de pensar que sus gobernantes les están timando. Ayer, «El Mundo» llevaba a Primera página que «Los jefes de ETA esperaron en Oslo dos meses para negociar con Rajoy», cues- tión a la que dedicaba dos páginas, un comentario del experto de turno y un punto editorial. Pero el despliegue era una filfa comparado con el de «La Razón». El diario ultramontano afirmaba, también en Primera, que «ETA tiene 10.000 kilos de explosivos con los que puede cometer cientos de atentados», pasando por alto el pequeño detalle de que esa organización ha dejado claro que no va a realizar ninguna acción armada más. Ni cientos, ni una. Pero también en este caso, dos páginas a todo color y comentario del experto, que no era otro que Martín Prieto. Lo dicho, a ver si las lectoras con un poco de suerte no llegan a la sección de Economía...

Y en «Abc» era otro viejo conocido el que sacaba el tema. José María Carrascal hablaba de una «ofensiva» de ETA, con un despliegue además que llegaría hasta la Gran Manzana: «La ofensiva está también en el terreno internacional, como se ha visto en el «Seminario de Derechos Humanos» que acaba de celebrarse en Nueva York, en el que Joanne Mariner, profesora del afamado Hunter Collage, sacó todos los tópicos que circulan entre la izquierda norteamericana sobre el tema. Desde convertirlo en `conflicto' entre el Estado español y el pueblo vasco -olvidándose de todos los vascos que se sienten españoles- a calificar a ETA de grupo `separatista' o `independentista'». Se ve que a Carrascal no le gusta la izquierda norteamericana... ni cualquier otra izquierda. Pero la cosa no quedó ahí, porque la profesora Mariner también citó «lugares comunes como la `persecución', `negación de derechos' e incluso `torturas' por parte de las fuerzas de seguridad españolas y francesas a los detenidos». Carrascal sabe que eso no es un lugar común, sino algo común en este país. En Nueva York saben bien que en democracia, Madrid siempre cotiza a la baja.

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