Con la falta de continuidad que ha tenido el campeonato durante sus fases pretéritas como único lunar, la final Manomanista de esta tarde en el Bizkaia (18.00 aproximadamente, ETB-1) cuenta, por lo menos a priori, con todos los ingredientes para convertirse en un partido de esos al límite de la perfección. Y es que, al margen de enfrentarse los dos pelotaris en activo más laureados, ambos parecen llegar a la cita más importante del año en un momento óptimo de juego -algo nada sencillo con un calendario tan cargado y exigente- y nadie se atreve a hacer un pronóstico sobre quién se llevara la txapela a casa.

De hecho, ni siquiera un termómetro tan ajeno a las filias y las fobias personales de cada uno como el dinero de las apuestas es capaz de emitir un pronóstico fiable. De hecho, el corredor de apuestas Juan Luis Arrarte significó el otro día que las traviesas están tan igualadas que, antes de comenzar el partido, solo el color de la chapa del juez que determine quién tendrá el primer saque será capaz de desnivelar mínimamente los momios de salida.

En busca del 10

Habitualmente, la perfección viene asociado al número 10 y esa es precisamente el número de txapelas de primera que tendrá el ganador de esta tarde en un Bizkaia que se registrará un lleno absoluto, a pesar de los 150 euros que cuestan las canchas para esta tarde.

Suceda lo que suceda, Juan Martínez de Irujo seguirá siendo el pelotari en activo con más txapelas de la especialidad. El de Ibero cuenta con cuatro títulos, los de 2004, 2006, 2009 y 2010 y con una txapela más accedería en solitario al tercer lugar del escalafón histórico, solo por detrás de las 11 txapelas en 14 finales de Julián Retegi y las 6 de Azkarate y el primogénito del clan Retegi.

Al pelotari de Aspe solo se le ha escapado la final de 2005, disputada precisamente ante Aimar Olaizola, un partido que supuso la primera txapela del de Goizueta en la especialidad, en la que el de Asegarce llegó a ir perdiendo por 15-6, ante un Martínez de Irujo que jugó con un dedo roto.

El de Ibero se tomó la revancha solo un año después, en 2006, el año en el que el de Ibero se caló las tres txapelas. En aquella ocasión la cátedra se había volcado con el de Aspe, se cantaron momios de doble a sencillo, y los pronósticos se cumplieron, eso sí, con un marcador mucho más cerrado 17-22.

El último precedente en una final del Manomanista es de 2009, el año en el que la diferencia en el marcador ha sido mayor, 22-12 a favor de Irujo. El de Ibero recuerda que la de su penúltima txapela «es una de las pocas finales en las que he llegado a disfrutar», pero sorprende que, asimismo, Aimar Olaizola también guarda un buen recuerdo de ese partido. «Siempre he dicho que, hasta la mitad del partido, hasta el 12-14, ha sido uno de los mejores partidos que he jugado mano a mano. Seguramente no ha sido el mejor, pero sí de los mejores. Sin embrago, a mitad de partido me cansé y bajé mucho».

Sin embargo, el último precedente fuera de una final favorece al delantero de Goizueta y se produjo en el mismo Bizkaia en el que ambos se jugarán la txapela de este año. Fue el año pasado, en cuartos de final, cuando Olaizola II se impuso por 22-18, en un gran partido, al que Martínez de Irujo llegó muy justo de manos.

Mejor especialista del Cuatro y Medio de todos los tiempos con cinco txapelas, el Manomanista nunca ha sido la distancia que mejor se le ha dado, pero cuenta con dos txapelas (2005 y 2007 ante Barriola) y la de hoy será su séptima final, donde querrá hacerse con ese título que tan brillantemente le arrebatara Xala en el mismo escenario, el Bizkaia de Bilbo.

Ambos pelotaris buscarán hoy la perfección y, salvo sorpresa, el vencedor tendrá que acercarse mucho a ese límite para poder salir campeón.