Fede de los Ríos
Una nueva lógica para un Orden viejo
Habrá quien piense que ¡vaya morro!, después de hacer el hijoputa ahora se va de rositas. Pero argumentar así es seguir preso del lenguaje lógico deductivo. Las lógicas deducciones a las que nos conducían las premisas no sirven ya
Yen eso que el Consejero de Economía y Hacienda, Álvaro Miranda, dice: «al César lo que es del César y a Dios... ¡adiós muy buenas!». Y el colega se dio el dos por la jeró ¡Vamos que hizo mutis por el foro el que ha recortado a los nabarrensis todo lo recortable!
Declara el maño afincado (con fincas) en el Reyno: «los partidos, las personas, y los consejeros somos accesorios y circunstanciales». Qué humildad la del artífice de nuevas circunstancias en sanidad, educación y protección social que afectan a la mayoría de la población. Los derechos sociales, accesorios a su juicio, por él podados, convertidos en bonsái.
Habrá quien piense que ¡vaya morro!, después de hacer el hijoputa ahora se va de rositas. Lo apuntaba un editorial del periódico para lectores con criterio que tienes en las manos. Quien así argumenta aún permanece preso del lenguaje lógico deductivo, tanto da si aristotélico, escolástico, moderno o contemporáneo. Es la posmodernidad, queridos: las lógicas deducciones a las que nos conducían las premisas no sirven ya. Hemos roto con la objetividad formal que todo lo constreñía haciendo tan aburridamente previsible nuestra vida. Ahora la imprevisible y creativa subjetividad a algunos afortunados los hace, al fin, libres. Pueden hacer y decir lo que literalmente les salga de los huevos.
Así el yerno del Borbón se declara culpable a fin de evitar la cárcel y otra mancha a la corona. Una mente obsoleta, anquilosada por la ya trasnochada lógica formal, en un primer momento pudiera deducir que lo que hace a uno ingresar en la cárcel es la culpabilidad. Craso error, amigas. La realidad lo desmiente cada día.
Tampoco el católico, apostólico y romano Presidente del Consejo General del Poder Judicial visitará celda alguna que no sea la de algún monasterio marbellí en alguno de sus viajes de asueto. ¿Por qué lo iba a hacer un hombre que ha sabido conjugar al unísono algo tan difícil de llevar como la dicotomía entre lo público y lo privado? Él, que ha logrado superar tal esquizofrenia y hacerlo de una manera tan lúdica astillando de lo público sus paseos y estancias en hotelitos tan privados. Un padrenuestro, tres avemarías y algo al cepillo, y ¡a otra cosa mariposa!
¿Cárcel para los Ratos y Botines por la crisis? ¡Pero qué antiguos, Dios mío! Más millones a cargo de lo público para que disfruten de lo púbico ¡que son cuatro días! Ya que todos no podemos, por la crisis, que lo disfru- ten unos pocos.
La cárcel es más para mineros u obreros empecinados con su puesto de trabajo, acostumbrados a espacios cerrados; para acoger a desahuciados sin casa; para radicales, si además son vascos, perturbadores del orden natural de las cosas.
El think tank navarro «Civismo» entregó, de manos de Vargas Llosa, el premio Sociedad Civil a Esperanza Aguirre a quien definió como «una Juana de Arco liberal».
Si la Espe se saca una teta: «La libertad guiando al pueblo» a lo Delacroix. Por lo menos.