euskal herria | Primer partido de la selección femenina
Estreno con sobresaliente
Un gol de Arrate Orueta permitió a la selección de Euskal Herria saldar su debut con triunfo. El carácter histórico de la cita, el gran nivel exhibido por las jugadoras vascas y el buen ambiente de la grada de Anoeta redondearon una jornada inolvidable.
EUSKAL HERRIA 1
ESLOVAQUIA 0
Amaia U. LASAGABASTER
El sueño ya es realidad. El fútbol femenino también viste de blanco, rojo y verde. La selección femenina de Euskal Herria escribió ayer el primer capítulo de su historia. Un capítulo sobresaliente, en el que la victoria tricolor que reflejó el marcador final de Anoeta solo fue uno de los múltiples triunfos de la jornada.
Porque de la misma manera que todas las sensaciones que rodearon la previa del encuentro -ilusión, responsabilidad, orgullo...- se redujeron, antes incluso de que el balón echase a rodar, a una sola, la emoción de todos los que de una u otra manera fueron partícipes de la cita, el triunfo de Euskal Herria sobre el césped se multiplicó fuera de él. En lo deportivo porque confirma que el fútbol vasco goza de buena salud más allá del género, que el día que la oficialidad sea también una realidad, Euskal Herria estará bien representada. Fuera del rectángulo de juego, las victorias fueron otras. Empezando por la voz unánime de las miles de personas que participaron en la jornada festiva «Hamaika Gara!» para reivindicar la existencia de un idioma sin el que este pueblo no sería el que es, la oficialidad de unas selecciones deportivas con las que este pueblo quiere expresar lo que es, y la igualdad sobre la que este pueblo construye lo que quiere ser.
El único pero llegó, quizá, en la grada de Anoeta, menos poblada de lo que habría sido deseable. Pero los alrededor de 8.000 espectadores que quisieron ser testigos de un partido para la historia estuvieron a la altura de las 23 jugadoras que se entregaron sobre el verde. Aforo compuesto en su mayoría por niños y chavales. Nuevas generaciones para los que animar a su selección será algo tan natural como disfrutar con el fútbol femenino. Y, posiblemente, esa sea la mayor de las victorias.
Mejores
Disfrutar, desde luego, disfrutaron. Porque más allá de que, a priori, el resultado importara lo justo, a todos, aficionados o deportistas, gusta la victoria. Sobre todo si hace justicia a lo visto, como fue el caso. El propio técnico eslovaco Zsolt Pakusza reconoció tras el encuentro la superioridad de las vascas que, indudablement motivadas, saltaron al campo con el cuchillo entre los dientes.
Aintzane Encinas, la futbolista más incisiva en el primer tiempo, fue la primera en avisar, al provechar una indecisión de la zaga visitante para robar el balón y rozar el palo con un disparo cruzado. Casi de inmediato, una buena combinación entre Zelaia y Arrate por banda izquierda acabó convirtiéndose en el embrión del triunfo. Porque de esa acción salieron dos córners consecutivos. Aintzane botó el segundo, Ane Bergara peinó en el primer palo y un cabezazo inapelable convirtió a Arrate -que se dirigó como un rayo al banquillo para mostrar una camiseta de apoyo a su compañera Tzibi Juaristi, ayer en la grada tras haber sido operada de su grave lesión en la rodilla- en la primera goleadora tricolor.
Eunate, Aintzane, Itsaso, Zelaia... Todas las jugadoras de ataque lo siguieron intentando ante una Eslovaquia que prácticamente no se acercó al arco de Ainhoa en todo un primer tiempo, que acabó con uno de los momentos más emotivos de la tarde: la retirada de Larraitz Lucas, que disputó los últimos 43 minutos de su carrera, para ser sustituida por Marti que, en la misma situación, también se llevó su merecida tanda de aplausos cuando fue sustituida en la reanudación.
El descanso y el carrusel de cambios tuvieron sus consecuencias. Por un lado, Euskal Herria necesitó algunos minutos para reconocerse de nuevo, pero por otro, también agradeció la frescura. Por parte blanquiazul, el tirón de orejas de Pakusza en la caseta se dejó notar en una Eslovaquia más agresiva. Se vivió así un segundo tiempo más abierto, aunque la superioridad siguió correspondiendo a las vascas. Faltó, sin embargo, definición en los últimos metros, lo que impidió ampliar una renta que, por fortuna, se reveló suficiente cuando llegó el pitido final.
Euskara, oficialidad de las selecciones deportivas e igualdad. Tres razones por las que merece la pena movilizarse. Si además el medio es una jornada repleta de actos como la que organizaron ayer Kontseilua, Euskal Herria Kirola y ESAIT bajo el lema «Hamaika gara!», no hay excusa que valga.
Y efectivamente no la hubo. Fueron miles las personas que se acercaron a las inmediaciones de Anoeta desde primera hora de la mañana para participar de la fiesta. Los diferentes espacios habilitados acogieron las actuaciones de Porrotx e Irrien Lagunak, Txan Magoa, DJ Bull o Ze esatek. A lo que hubo que añadir la animación en el exterior, de la mano de trikitilaris, joaldunak, batukada o la Elektrotxaranga de Deba.
A mediodía se celebró el sencillo acto principal, en el que se recordó la esencia de la jornada festiva y poco después de las tres, la atención se centró en el interior del estadio de Anoeta. Donde tampoco faltó absolutamente de nada.
La música llegó en los previos, con los primeros aficionados entrando en el graderío, de la mano de Anje Duhalde, Ze Esatek y el vocalista de Gatibu Alex Sardui. Marchistas y velocistas vascos protagonizaron después una peculiar carrera de relevos en las pistas de Anoeta.
La temperatura se calentó definitivamente con el sentido homenaje que se tributó a representantes de Añorga y Oiartzun, como pioneros del fútbol femenino en Euskal Herria y, sobre todo, una vez que el árbitro decretó el inicio del encuentro. La victoria fue la guinda.
Itziar Arratibel, miembro de ESAIT, subrayaba su «satisfacción» a la conclusión del choque, pese a admitir que «ha habido menos público del que esperábamos. Nos tenemos que activar, porque el reto lo merece», aseguró, aunque tampoco quiso olvidar que la grada «ha dado un ejemplo». La satisfacción se extendió al resto de la jornada: «Ha venido mucha gente desde la mañana, estamos muy contentos». GARA
Abrazos, risas e incluso alguna lágrima de emoción. Así acabó el encuentro por parte de la selección, en la que las valoraciones eran prácticamente unánimes. Satisfacción absoluta por lo vivido, tanto dentro como fuera del campo; agradecimiento a quienes lo hicieron posible desde la organización y desde la grada; y el deseo de que el de ayer no sea sino el primer capítulo de una larga historia.
«Ganar el partido supone una gran alegría -explicaba Garbiñe Etxeberria-, pero uniendo lo que hemos vivido antes, durante y después, hay aún más motivos para acabar sumamente contentos». «Ha sido maravilloso poder vivir algo así. Ha sido una experiencia increíble que queremos agradecer a quienes lo han hecho posible», se unía Iñigo Juaristi que, como su compañera en el banquillo, se motraba «encantado de repetir en cuanto podamos».
En el plano estrictamente deportivo, que ninguno de los dos quería olvidar, Etxeberria destacaba «la actitud y el juego» de las futbolistas, que no solo lo dieron todo y consiguieron la victoria, sino que además lo merecieron. «De hecho, creo que el resultado ha sido un poco corto -lamentaba Juaristi-. Pese a que apenas hemos podido hacer dos entrenamientos y las jugadoras no están acostumbradas a jugar juntas, creo que han ofrecido un gran nivel. Han tenido posesión, ocasiones... Solo nos ha faltado un poco de definición en los últimos metros». Consideraba el técnico que el partido había servido, en ese sentido, para solventar las dudas respecto al nivel de Euskal Herria. «La alineación que han presentado- recordó- es la que veníamos manejando, poco más o menos la habitual. Y viendo cómo han lamentado la derrota es evidente que no lo han regalado, así que el examen es válido. Y con toda la humildad, pero viendo cómo ha ido el partido, creo que este equipo está por encima de Eslovaquia».
No fue tan rotundo Zsolt Pakusza, pero sí reconoció que Euskal Herria ganó el partido «merecidamente porque han sido mejores que nosotras». El técnico eslovaco, por otra parte, se reconoció «encantado, como todas las jugadoras, con la experiencia fantástica que hemos vivido aquí estos días».
Entre las futbolistas, Arrate Orueta se confesó «encantada» con su doble protagonismo, «sobre todo porque no soy una jugadora que meta muchos goles». Marti Docando no encontraba «palabras para explicarlo. Ha sido emocionantísimo». Y Larraitz Lucas, que como la barakaldesa, también cuelga las botas, admitió que la experiencia fue «aún mejor de lo que me había imaginado» . A.U.L.