Mientras en Iruñea a estas horas serán muchas y muchos los que están haciendo frente a duras penas a su primera resaca sanferminera, hay quien estos días se dedica a hacer números para concluir que la relación que a la fuerza mantenemos las vascas y los vascos con el Estado español no sale rentable... ¡a los españoles! Miren por donde. El descubrimiento lo hacía Cristina Losada en «Libertaddigital.com», donde aprovechaba unas declaraciones del president Artur Mas defendiendo para Catalunya un Concierto Económico como el que tienen la CAV y Nafarroa, para cargar contra nuestros «privilegios fiscales» y asegurar que «todo el secreto de las ventajas del cupo está en el fraude». Y lo cierto es que a mí siempre me lo ha parecido, pero no en el sentido que apunta la columnista. Vean lo que dice: «El cupo es una bicoca gracias a la minusvaloración sistemática de lo que el País Vasco y Navarra han de pagar al Estado por las competencias que no asumen. Si un servicio cuesta cien, y usted paga la mitad, claro que se ahorra dinero. Pero la otra mitad hay que pagarla, y lo hace el resto de los españoles. El chollo de unos es la estafa de otros». Ante lo que servidora se pregunta por qué directamente no dejan de prestarnos esos «servicios» y que cada cual se apañe como pueda. Así no se sentirían estafados... Porque, la verdad, lo que las vascas y vascos pagamos al Estado vía cupo son cosas como la Policía, la Guardia Civil, el Ejército, el coste de la monarquía, etc. Y me parece que viviríamos tranquilamente sin ese gasto.

A continuación, Losada cargaba contra quienes gobiernan en el Principat. Y lo hacía de esta guisa: «a ese club Alí Baba, consentido por los Gobierno centrales, desea unirse el nacionalismo catalán bajo el popular lema de que `España nos roba'. Esas consignas siempre tienen su público, porque nada subleva tanto como la sospecha de que uno apoquina más que el vecino. Pero no es verdad. Tal como señala Jesús Royo en La Voz de Barcelona, Cataluña no paga: no es sujeto fiscal; y los catalanes pagan igual que los andaluces, los gallegos y los riojanos: en función de su renta, de acuerdo a la misma fórmula». Pues una tiene claro que España sí que roba, sobre todo, nuestro futuro.