CRíTICA: «Slovenka»
La falsa independencia de una universitaria eslovena
Mikel INSAUSTI
Parece ser que la película «Ellas» he ejercido una especie de efecto llamada, provocando la recuperación de esta otra realización eslovena de hace tres años, y que trata el mismo tema de la prostitución en jóvenes universitarias. El tardío estreno hace que el aspecto coyuntural de «Slovenka» adquiera una dimensión retrospectiva, ya que fue realizada durante el año 2008, coincidiendo con la celebración de la Presidencia de la Unión Europea para Eslovenia. Damjan Kozole refleja el escepticismo con que fue acogida la supuesta distinción en las calles de Liubliana, con las protestas de sus habitantes, especialmente de los taxistas, ante las incomodidades y atascos generados.
La influencia occidental no sale bien parada, menos aún a través de la representación de los europarlamentarios enviados a la capital eslovena. Son presentados como potenciales clientes de la protagonista, una chica que intenta ejercer la prostitución por libre. El momento es bueno para su negocio, que parece aumentar considerablemente, aunque los beneficios que le reporta resultan engañosos. Aleksandra gana mucho dinero para una joven de su edad, pero su tren de vida la obliga a endeudarse con el banco, debido a la fuerte hipoteca que tiene que pagar por su apartamento. El problema es que tampoco consigue su libertad o independencia, porque los proxenetas y las mafias que controlan la prostitución no están dispuestas a que trabaje fuera de su «protección».
El proceso describe el modo en que la sociedad capitalista fomenta un tipo de autonomía económica vigilada y controlada, ya sea dentro o fuera de la legalidad. Aleksandra no es retratada como una víctima de la explotación sexual, porque ella elige su propio destino. Sin embargo, cierto es que existe una tendencia o presión externa para que acabe haciendo lo que hace.
Todo empieza por unos padres separados que no se ocupan de ella, por no hablar de lo que choca con su madre, a la que considera una egoísta. Y, cuando se pone a buscar trabajo por primera vez, surgen los consabidos abusos del casting o la sesión de fotos eróticas. Así que, antes de ser explotada, ella prefiere probar suerte por su cuenta y riesgo.