Udate
«Mucha gente me dice que siente que le estoy contando su vida»
Actriz
«ProtAgonizo» es un monólogo valiente y rompedor escrito, dirigido e interpretado totalmente desnuda por la actriz Ester Bellver, que fue estrenado en Aretxabaleta hace dos años. La actriz estará hoy y mañana en el Pabellón Nº6 de Bilbo representando la obra, después de que en diciembre suspendiera las funciones por motivos de salud.
Ane ARRUTI | BILBO
En este monólogo habla de la rotura personal. ¿Qué es lo que provoca esa rotura?
Siempre digo que «es un monólogo nacido de una rotura personal que le puede acontecer un día a cualquiera», y con ello me refiero a que está escrito desde el desengaño. Habla del extrañamiento y asombro que uno siente al contemplar su propia imagen. En ese momento deja ya de ser uno para ser por lo menos dos... y, ya se sabe, no hay dos sin tres. Acude entonces un descubrimiento, el de que uno no es solo uno.
Tiene como protagonista a una actriz. ¿Es un texto biográfico?
En el texto se cuentan recuerdos y cosas que son supuestamente personales, pero que luego resulta que son muy comunes; somos mucho más parecidos de lo que pensamos. Que el personaje sea una actriz no es importante, podría ser bombero, es simplemente lo que le ha tocado ser. La gracia es que, a partir de los propios recuerdos y vivencias, se puedan revivir los de otro. Mucha gente que ha visto el espectáculo me dice que ha sentido que le estaba contando su vida.
¿Por qué opta el desnudo en su interpretación?
No fue una decisión tomada a conciencia. Cuando empecé los ensayos no sabía por dónde empezar y como un acto reflejo me quité todo lo que llevaba puesto. Me dije: «Aquí no va a entrar nada que no sea necesario». Y así pasé los tres meses que duraron los ensayos, el vestuario nunca llegó. Cualquier vestuario añadiría un significado que yo no quería darle. En medio de estas dudas, un programador vio mi trabajo y me dijo que si no hacía una versión vestida no me contrataría y que, además, iba a tener muchos problemas para que me programaran en general. En ese momento decidí que el desnudo sería mi vestuario; descubrí que estaba teñido de muchas connotaciones pecaminosas y obscenas que bien merecían ser atacadas. El público que ve el espectáculo dice que a los dos minutos se olvida de él y eso es lo verdaderamente interesante.
¿Es un desnudo exclusivamente físico o incluye el desnudo del alma?
Para mí no es desnudarse, es no vestirse, que es algo muy diferente. No salgo a escena vestida y en un momento voy y me desnudo. Salgo a escena, de principio a fin del espectáculo, como me trajeron al mundo: sin vestir, sin tapar, sin abrigar. Retrocedo a la infancia, al primer recuerdo. Intento reencontrarme con lo perdido, con la niña que un día fui. Desnudarse es algo imposible, debajo de una careta siempre se encuentra uno con otra. Lo único que se puede hacer es estar atento e intentar atacarla.
¿La obra está condenada a salas alternativas o ha conseguido traspasar esta barrera?
La obra ha tenido muchos problemas para su programación como vaticinó aquel programador del principio que he relatado. Sin embargo, el público ha sido quien ha mantenido este espectáculo abarrotando las salas y teatros donde ha sido representando. Esto ha hecho que se haya ido prorrogando y reponiendo de manera continuada durante dos años y medio en Madrid, si bien es verdad que, en un principio, saltando de sala en sala alternativa, ha estado recientemente representándose en la Sala de la Princesa del Teatro María Guerrero (Centro Dramático Nacional) donde también se prorrogaron las representaciones. Este espectáculo se estrenó en Aretxabaleta, en un teatro convencional, y ha realizado bolos por teatros convencionales en diversas ciudades por el territorio nacional, también lo ha hecho en salas alternativas. Estuvimos hace un año en la Sala Club del Teatro Victoria Eugenia de Donostia. El espectáculo está actualmente recomendado por la Red Nacional.
Lleva mucho tiempo en escena. ¿Cuál es la reacción del público?
El público se emociona, se identifica, ríe, llora... Me hacen sentir que la verdadera espectadora realmente soy yo.