Iratxe FRESNEDA Periodista y profesora de Comunicación Audiovisual
¿Superhéroes?
Vuela tú mi hermana, la paloma supermana, mira que en la red, Spiderman te atrapa. Sobre la ciudad, da un salto tú muy grande, no dejes que el coste de la vida te agarre». «Superhéroes de barrio», la canción de Kiko Veneno, me ronda últimamente. La había dejado ahí, en un rinconcito, pero no hace más que susurrarme al oído. Dice a media voz que en los suburbios aburguesados (y en los desahuciados) se gesta el desasosiego y la incertidumbre. Me pregunto cómo y de qué manera prenderá la llama del descontento y se hará imparable. Llegará (ya llegó hace tiempo para muchas) con el ahogo de las condiciones de vida y la falta de esperanza. Pero el estado de economía-ficción que nos gobierna, que paraliza ideas e ilusiones, no solo genera ciudadanos activos y enfurecidos, sino que también oculta un reverso tenebroso en el que habitan los sedados y durmientes.
Palabras como anomia o apatía vuelven a mi diccionario. Necesitamos reivindicar súper-heroínas y superhéroes de barrio. Aquellos a los que rara vez entrevistan en los medios de comunicación, esas gentes invisibles que, sin embargo, tejen nuestras redes sociales, sin hacer ruido pero de un modo constante, sonriendo incluso, y alejadas de las autodenominadas élites. Gente que trabaja, se esfuerza, disfruta, duerme, sufre... Personas corrientes y personas maravillosas.
Steve Ditko dibujó una ilusión, un freak surgido de la picadura de un arácnido, creó a Spiderman. Dejé de creer en él. Ahora creo en muchas mujeres que me rodean, en el amor que ponen a su día a día, en su política diaria, la que abastece corazones y desahucia dictaduras de arrogancia. Tengo heroínas de sobra.