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Un japonés de 21 años, ileso tras 40 metros colgado del asta de «Angelón»
La camiseta blanca y el pañuelo rojo serán su reliquia para toda la vida. Un joven japonés fue arrastrado como un guiñapo durante 40 metros de callejón por «Angelón», 525 kilos, colgado de su pitón derecho por ambas prendas. Vive para contarlo. En Santo Domingo pasó justo lo contrario: aunque nadie lo vio, hubo cornada a un corredor de 73 años.
Ramón SOLA | IRUÑEA
Fueron unos 40 metros, cerca de cuatro segundos, sin duda los más interminables de su vida. También se hicieron eternos para todos los que lo vieron por televisión, aunque ya desde el primer momento dio la impresión de que solo había sido prendido por el pañuelo y la camiseta. De esa guisa, enganchado en el aire, recorrió el callejón. Quedó claro que el pañuelico era de buena calidad, porque aguantó la embestida. «Angelón» solo soltó al joven, más bien se le cayó, a la entrada al ruedo.
El mozo se levantó entonces de un brinco, aturdido pero ileso. Sin una zapatilla, pero sano. Acongojado, pero feliz. Según se supo después, es un japonés de 21 años y solo tiene politraumatismos, por lo que salió del hospital enseguida. El parte médico destaca sobre todo una contusión lumbar leve (el moratón era muy visible después de uno de los porrazos que el toro le dio contra el suelo).
La primera carrera, muy temida por la multitud acumulada en el recorrido, resultó accidentada en su parte final. Además de la enganchada que dio a una espectacular secuencia de fotos, hubo otros tres momentos que destacar, también con final feliz. Nada más acabar Estafeta, un joven se quedó sin una pernera del pantalón, que se llevó en su cuerno uno de los Dolores Aguirre pero sin tocar carne. Llegando ya al callejón, otro con aspecto extranjero que se encontraba parado en el recorrido de frente a la manada se topó de bruces con un burel que estuvo a punto de estropearle la cara. Y ya en la Plaza, el toro más rezagado pasó 20 segundos amenazando con embestir a un lado y otro, lo que hubiera resultado dramático.
Curiosamente, la emoción estuvo en el final, pero la cornada llegó al principio y ni siquiera se percibió por la tele. Llama la atención la edad del afectado: 73 años. Es vecino de Iruñea. El toro le alcanzó en la pierna, pero su estado no es grave.