Iker Bizkarguenaga Periodista
Sanfermines, unas fiestas de película
Me temo que este año no voy a ir a los sanfermines. Por primera vez en quince años no voy a disfrutar de unas fiestas en las que se han rodado muchos episodios importantes de mi vida. Algunos, épicos; otros, bochornosamente cómicos, o tragicómicos, porque es sabido que las gaupasas las carga el diablo. Aunque con el tiempo, todos se me antojan entrañables.
No solo en Iruñea, hubo una temporada en la que rodábamos los capítulos en Lesaka, precioso pueblo que cinco filibusteros basauriarras «descubrimos» en 1998, después de perdernos por el camino y de atropellar a un gendarme en Dantxarinea -insisto, nos perdimos- y que entonces nos parecía que había sido fundado única y exclusivamente para la fiesta. ¡Qué grande Lesaka! Luego repetimos durante seis años, a cada cual mejor, hasta que por comodidad -y porque los compañeros del trabajo te lían, te lían...-, volví a recalar en la capital de nuestra vieja nación.
No tienen el mejor decorado, en eso Aste Nagusia de Bilbo gana por muchas cabezas. En efectos especiales, no tienen nada que hacer contra Celedón, alumno aventajado de Mary Poppins. Para exteriores, los de Donostia; y quien quiera una película de miedo, que le eche un vistazo a algunas declaraciones del alcalde de Baiona. En cuanto al reparto, objetivamente el mejor es el de los sanfaustos de Basauri. Sin embargo, muchos no podemos negar que buena parte de nuestra vida se ha filmado entre Jarauta y Navarrería, o en las barracas políticas, antes de que llegara el invierno. Con un pañuelico rojo como único atrezzo.
Este año, lo dicho, paramos el rodaje. Pepito Grillo nos ha sugerido que vayamos hacia el oeste. Sin embargo, el presupuesto está fijado desde hace meses, y lo que estaba previsto que se fuera por el sumidero sarferminero ha encontrado ya un destino más provechoso: la cuenta de Zinez Elkartea. Porque su película merece ser vista; lo que nos cuenta «Barrura begiratzeko leihoak» merece ser narrado. Porque la vida de demasiada gente, de cientos de amigos, colegas y compañeras, está siendo rodada no ya en blanco y negro, sino en gris.
Este año no vamos a sanfermines, pero no pasa nada, volveremos. Y espero que para entonces estemos todos. Nuestra película merece un final feliz.
Ya vale de tanto encierro.