El conflicto sirio volvió a desbordarse ayer hacia Líbano y cinco personas murieron en el norte del país por el impacto de obuses lanzados por el Ejército sirio, según denunciaron los residentes del área afectada, aldeas fronterizas en las que se habrían refugiado insurgentes sirios.

Los testigos de la zona de Wadi Jaled explicaron que los obuses cayeron entre las 2.00 y las 12.00 sobre granjas localizadas a entre cinco y 20 kilómetros de la frontera, en la que se escuchaban tiroteos. En la aldea de Al Mahatta una vivienda quedó destruida y en ella murió una menor de 16 años y dos niños de dos y cuatro años resultaron heridos. En pueblos vecinos murieron una mujer de 25 años y un hombre. Además, dos beduinos fallecieron en la aldea de Hishe por el impacto sobre su tienda de dos proyectiles de lanzagranadas.

«Irán, parte de la solución»

En el interior, al menos 60 personas murieron según la oposición -31 civiles, 19 soldados y diez insurgentes- a consecuencia de bombardeos y combates. Por otro lado, el enviado especial para Siria de la ONU, Kofi Annan, pidió que los esfuerzos para resolver el conflicto no se centren en Rusia. «Irán es un actor y debería formar parte de la solución. Tiene influencia y no podemos ignorarla», afirmó en una entrevista en el diario «Le Monde», en la que se mostró sorprendido «de que se hagan tantos comentarios sobre Rusia, mientras que a Irán se le mencione menos y sobre todo, que no se diga nada sobre otros países que envían dinero, armas y que tienen peso sobre la situación».