ZERUA eta INFERNUA
«El mejor y el peor viaje es el que hago aquí, en Euskal Herria»
Fotógrafo
Este fotógrafo vive el cielo y el infierno aquí, en Euskal Herria. Su mejor viaje es disfrutar de lo que encuentra de manera natural en la gente, en la etnografía y la antropología de su país. Pero, debido a «esa ostentosa presencia del nacionalismo español», también es el peor, «porque lo emborrona todo».
Maider IANTZI | DONOSTIA
Charlamos con Xabi Otero justo antes de la apertura de su exposición «Oihan hegalean» en Senpere. El camino de esta muestra, que propone un viaje a través de 40 años, empezó en el Boulevard donostiarra, luego llegó a Arrasate y de allí a Leioa. El fotografo navarro nos cuenta que ha tenido mucha afluencia de visitantes y que la experiencia es buena porque ha descubierto cómo le sigue la gente. «Después de tantos años, ver que hay gente que no te pierde de vista es un halago». Además, al ver sus fotografías y diseños expuestos, se replantea muchas cosas y tiene otra visión de lo que hace, sobre todo cuando escucha a las personas.
¿Se puede viajar a través de las fotografías?
Sí. Yo creo que el mayor viaje que hacemos siempre es el mental; siempre estamos pensando en ir a algún sitio. Los sitios van formando parte de la memoria que vas almacenando en tu fondo y creo que la foto es otro vehículo. Puede ayudar a la gente a tener vivencias y puntos de vista diferentes y a descubrir cosas de sitios donde ha estado pero no ha sido capaz de ver y el fotógrafo sí por la casualidad o por la forma de ver las cosas de cada uno.
Y de todo su viaje, ¿destacaría algún lugar o cultura que le haya gustado especialmente?
El mejor viaje, desde luego, es el que hago en Euskal Herria. Esa expedición interior la llevo haciendo muchos años y aún me quedan por descubrir muchos sitios. Si tienes la suerte, además, de que te acompañe alguien que es experto en lo que sea, le sacas mucho más partido. Como voy a los sitios a hacer algo concreto y procuro estar informado o ir con gente informada, el disfrute es mucho mayor. Aparte de este sitio, que es más cercano y más habitual, creo que el que más me atrae es la parte Atlántica de Canadá, San Lorenzo, Quebec... Toda esa zona, porque el estado de ánimo también influye y, por supuesto, al haber ido a buscar la relación de los vascos y los indígenas americanos, ayuda a la percepción de las cosas.
¿Y tiene algún sitio a donde no le gustaría volver?
El peor viaje es el que me toca hacer en compañía del fanatismo del nacionalismo español, que es el que más me está durando. Es una presencia muy ostentosa en nuestro entorno, con lo cual no es un entorno limpio. Y más aún, metiéndome ya un poco más a fondo, la percepción es de aquí, de Navarra, porque esos viajeros que nos acompañan, que son verdaderos expertos en intolerancia, se ocupan de transmitirte, de una forma ininterrumpida, su desprecio hacia Navarra y, en consecuencia, hacia todo lo que es vasco. Entonces, en los viajes y, más aún en el viaje de la vida, creo que siendo el estado de ánimo lo esencial, también es esencial por lo tanto que aunque uno sea un buen corredor de fondo, esa compañía, que desde luego, no he elegido, tenga la consideración de ser educada. Y eso hoy no ocurre.