udate | iruñeko sanferminak
Un Cebada caído en Santo Domingo hace rememorar la masacre de 1988
Ramón SOLA | IRUÑEA
El 12 de julio de 1988 se corrió uno de los encierros más dantescos de las últimas décadas. Un toro llamado «Doloroso» cayó al final de Santo Domingo, se quedó descolgado y no tuvo mejor idea que bajarse hasta los corrales embistiendo con fuerza a la altura del vallado de la Plaza del Mercado y sembrando el pánico después entre los corredores que no sabían que un toro venía tan rezagado. Fue una masacre, con seis corneados en más de ocho minutos .
Ayer estuvo a punto de ocurrir otro tanto. Y de nuevo fue un Cebada, los morlacos que más cornadas propinan en los últimos años. Este se llamaba, otra broma, «Fugado». En realidad fue al contrario, porque no se marchó por delante como el «Navajito» de Miura del domingo, sino que se quedó solo detrás tras despatarrarse también a la altura del mercado.
A partir de ahí, podía ocurrir cualquier desastre. Nada más incorporarse, «Fugado» embistió contra la pared, justo enfrente de lo que hizo su antepasado «Doloroso» hace casi un cuarto de siglo. Vista la cantidad de corredores en esa zona, extraña que no hubiera cornada alguna.
¿Retrocedería «Fugado», sin ningún hermano de camada ni cabestro que tirase de él hacia adelante? Era la gran duda, pero se resolvió pronto y bien. Los mozos lo condujeron con sapiencia hacia adelante, recuperó cierta velocidad y fue seguido hasta Telefónica. Para entonces, los otros cinco Cebada estaban a buen recaudo, sin haber dado mayores problemas y corriendo estirados, lo que permitió bonitas carreras ante las astas.
Era el turno de los pastores. Estuvieron brillantes, pero no pudieron evitar un derrote tremendo de «Fugado» contra el vallado, en la parte derecha al inicio de la bajada. Media docena de corredores quedaron caídos, a su merced, pero solo uno fue enganchado en la pierna.
A golpe de vara y bien citado por los pastores, el Cebada recuperó la dirección, bajó la cuesta y entró en su última morada. Habían pasado tres minutos y 37 segundos. No pasó nada serio para lo que pudo ser.
Tres corneados
Dos de los siete corredores que fueron trasladados tras el encierro quedaron ingresados, al presentar sendas cornadas en una pierna, ambas de pronóstico «menos grave», mientras que el resto, incluido el otro herido por asta, ya han recibido el alta médica.
Los dos ingresados tienen pasaporte británico. Se trata de L.T. y N.C., de 29 y 20 años. El primero de ellos presenta «dos heridas por asta de toro en las caras lateral y medial del muslo, a nivel de un tercio medio-proximal», aunque, según el parte médico, «no se evidencian alteraciones vasculo-nerviosas distales a la lesión».
N.C., por su parte, padece una «herida por asta de toro en cara lateral de muslo derecho por detrás de trocánter mayor con trayectoria anterior de unos diez centímetros que afecta a celular subcutáneo». Su parte médico destaca también que no hay «afectación vasculo-nerviosa».
El otro herido por asta es el estadounidense A.D., de 38 años, natural de Philadelphia, que sin embargo fue dado de alta tras ser atendido de una «herida contusa y superficial» producida por el cuerno de uno de los Cebada Gago en la cara posterior de la pierna derecha.