Los recortes presupuestarios producen situaciones complejas que siempre van en contra de la calidad de las retransmisiones. Comentar traineras, ciclismo, toros o coches desde un estudio es algo normal, habitual, pero produce desajustes que pueden sonrojar, aunque la inmensa mayoría de los televidentes no se pueden percatar del fraude de que se ofrezca como en vivo y en directo. Las anécdotas son múltiples y se han creado momentos muy difíciles de aceptar.

Sin entrar en detalles, yo pregunto ahora, el señor Patxi García, supuesto entendido de TVE en la retransmisión de los encierros de Iruñea, ¿desde dónde realiza su trabajo? ¿Qué tiene delante de su vista? Sabemos que está allí porque después hace un simulacro de entrevista con los corredores, pero cuando le dan paso para comentar el encierro, que ya hemos visto todos los madrugadores y que, para mayor concreción, formamos el setenta por ciento de todos cuantos están en esa hora viendo la tele, cuantificados en algo cercano al millón de seres humanos, parece que no está, que está en algún lugar sin posibilidad de ver la misma señal que nosotros vemos.

Sabemos de algunas dificultades, pero lo más normal es que tenga no solamente una señal, sino varias a su alcance. Pero con las imágenes que nosotros vemos, especialmente en la primera versión sin comentarios, que es la que él comenta posteriormente, su trabajo se debe considerar muy deficiente. O no ve ni eso, es decir, lo hace ciegas, que no es posible, o estamos ante una impericia superior a lo aceptable. Sus errores son equiparables a los de Sara Carbonero. Le faltan toros o le sobran.

Cronometra por su cuenta el encierro y siempre mal. Sus obviedades, reiteraciones, falta de criterio son de traca. Menos mal que desde el plató central, Juan Antonio García, un madrileño sin apenas experiencia, le echa capotes para señalarle lo obvio, lo que todos hemos visto.

La obsesión de Patxi García es decirnos el nombre de los toros. Y hasta en eso se equivoca. No se puede narrar como si fuera radio algo que estamos viendo por quinta vez repetido en nuestra casa. Las condiciones pueden excusar algo pero en este caso el problema es bastante mayor.