Con un retraso de tres meses, el Consistorio bilbaino se concentró ayer al mediodía en las escalinatas en recuerdo y homenaje a Iñigo Cabacas Liceranzu, que murió el 9 de abril a raíz del brutal impacto de una pelota de goma de la Ertzaintza, que recibió en la cabeza en la noche del 5 de abril cuando celebraba con unos amigos la victoria del Athletic ante el Schalke 04. Entonces, el equipo de Iñaki Azkuna -respaldado por PP y PSE- evitó reconocer que la causa de la muerte del joven aficionado rojiblanco fue a consecuencia de la violencia policial, lo que motivó que familiares y amigos, junto a otros ciudadanos y los ediles de Bildu, se colocasen en un lateral para no compartir espacio con el alcalde.

Para tratar de limar diferencias, Azkuna invitó al padre y a la madre del fallecido a situarse junto a él con el resto de corporativos, a los que acompañaba también el presidente de BBB del PNV, Andoni Ortuzar. Fue un gesto aunque, según ha podido conocer GARA, nadie del Gobierno municipal se dignó hasta el viernes a avisar a la familia de la convocatoria y tuvieron que ser ediles de Bildu los que les informaran de la iniciativa.

A la conclusión de los minutos de silencio, Manuel Cabacas, padre del fallecido, agradeció la convocatoria de la concentración, «aunque sea un poquito tarde», añadiendo que de este modo «han reconocido que era justo, necesario además, hacerle» ese homenaje a su hijo. Muy emocionado, sin poder reprimir las lágrimas, quiso extender el agradecimiento al Consistorio basauritarra -que también le homenajeó-, a sus amigos y «al pueblo de Bilbao, que ha estado con nosotros desde que estábamos en el hospital, hundidos».

Manuel Cabacas ensalzó la figura de su hijo, incidiendo en que era una «bellísima persona» y que «jamás sería capaz de hacer mal a nadie y que estará con nosotros siempre». Los únicos reproches que salieron de su boca los dirigió al consejero de Interior, Rodolfo Ares, a quien acusó de «esconderse» y de ser el responsable de que «aún no se sepa nada de lo que ocurrió». «Prometió que iba a darnos información al día siguiente, que iba a estar con nosotros y aportarnos toda la ayuda, pero no ha sido así, se ha escondido», censuró ante los periodistas.

El progenitor confió en que finalmente la investigación aclare las circunstancias de la muerte del joven de 28 años «por el bien de todos, incluso por la misma Ertzaintza».

En cuanto a la investigación, la abogada de la familia, Jone Goirizelaia, lamentó que Interior no haya facilitado nuevos datos «pese a que Ares indicó que había cinco personas realizando una investigación que iba a poner a disposición de la autoridad judicial». «No se sabe bien qué están haciendo esos cinco policías y no hay ningún atestado policial especial realizado por estas personas», apuntó.

Ayer y hoy, recordó la letrada, se toma declaración a nuevos testigos, a la espera de que, después del verano, lo hagan más de medio centenar de ertzainas. Goirizelaia precisó que de lo escuchado a los testigos se concluye que en la noche del 5 de abril en Indautxu «no hubo ninguna actuación que hiciera necesaria la presencia policial».

Tras insistir en que la intervención de la Policía autonómica fue «desproporcionada, injustificada e innecesaria», dijo que la familia Cabacas Liceranzu espera que la investigación penal abierta llegue «hasta las últimas consecuencias» y que se depuren responsabilidades políticas y penales que se hayan cometido, puntualizando que confían en que «no se hagan trampas en los atestados para reforzar la actuación policial».

Goirizelaia afirmó que lo que está «muy claro» es que la causa de la muerte del joven aficionado rojiblanco fue un pelotazo disparado por un ertzaina, que aún no ha sido identificado.