Dicen que la directiva que preside Josu Urrutia esperaba desde el viernes un gesto de Marcelo Bielsa. Después de que el técnico argentino pusiera el jueves el ventilador con su ya imborrable rueda de prensa, y de que el club al día siguiente devolviera la pelota al tejado del entrenador con su correctivo en forma de comunicado y un vis a vis de urgencia en Ibaigane, la expectación a las nueve de la mañana de ayer era máxima en un Lezama en plena ebullición por las obras y con casi más periodistas que aficionados. Y Bielsa hizo un gesto, pero no `el gesto'.

Sí que dirigió -aunque a su manera- su primer entrenamiento, pero la imagen desafiante del mismo fue cuando aleccionó a un jardinero, rastrillo en mano, sobre cómo arreglar algún desajuste en el césped. Pero dentro de esa liturgia gestual a falta de diálogo, su definitivo guiño lo dio a media tarde, por sorpresa, colgando en una recien creada para la ocasión cuenta de Facebook, un comunicado donde no se retracta de nada y de paso informa de que las relaciones con Josu Urrutia se han roto; a partir de ahora, su único interlocutor válido será José Mari Amorrortu.

Una nota de seis puntos en la que se mantiene en todo lo dicho; acepta que le «desautoricen» pero «no que, indirectamente y sin demostrarlo, se indique que falto a la verdad»; confirma que seguirá al frente del equipo esta temporada; pero advierte de que su relación con la directiva de Josu Urrutia se ha «modificado». O dicho de otro modo, se terminó el amor.

«Sigo desarrollando mi tarea»

Esta vez el argentino no utilizó ningún canal oficial del club, como la sala de prensa de Lezama o la propia web rojiblanca donde aun se puede visionar el vídeo de su polémica comparecencia. Esta vez fue a través de una cuenta de Facebook -al parecer creada una hora antes- donde el técnico colgó un comunicado en el que se preguntaba «¿por qué el club y yo observamos de manera opuesta una misma realidad, siendo que las dos partes trabajamos de forma bien intencionada por un objetivo común?».

Bielsa aclara de inicio que «puedo demostrar que cada una de las cosas que dije se corresponde con hechos concretos y verificables» y sostiene que «los recursos que se instrumentaron para advertir los posibles errores, evitarlos y reclamar por ellos no funcionaron adecuadamente». El rosarino sugiere, a renglón seguido que «si nadie se equivocó, ¿por qué el primer equipo no dispone en el tiempo y la forma acordados de las instalaciones donde se realiza la pretemporada?».

Tras poner de manifiesto que se reafirma en todo lo dicho y lo denunciado el pasado viernes, el entrenador rojiblanco vuelve a reiterar su «compromiso de responder personalmente por ella -a su conducta, se refiere- en el ámbito que corresponda», lo mismo que no duda en asumir «cualquier reclamación añadida que se origine por mi condición de empleado del Athletic Club».

Aquí es donde se llega al punto que aclara en qué posición se sitúa el propio técnico en adelante, cuando declara que «he analizado y discutido con todos los integrantes de la Junta Directiva el contenido del comunicado que emitieron. Puedo aceptar que me desautoricen, pero no que, indirectamente y sin demostrarlo, se indique que falto a la verdad», y concluye el párrafo con un elocuente y revelador «lo ocurrido modifica la forma de relacionarnos».

En cualquier caso, Bielsa sí aclara que sigue al frente del equipo. «Puedo seguir desarrollando mi tarea como hasta ahora. La figura del Director Deportivo resuelve las situaciones que debo derivar. Mantengo el compromiso que asumí con la institución», con lo que el argentino resta con un drive en toda regla la pelota que tras la reunión del viernes le lanzó la directiva.

Un pulso sin ganador claro

¿Está tensando Bielsa la cuerda? ¿Responderá la directiva al argentino para volver a ponerle en su sitio? ¿Es una respuesta pactada? ¿Se imaginan algún club donde desde la pretemporada presidente y entrenador ni se hablen? ¿Se merece esto el Athletic? ¿Tendrá que intervenir el Ararteko? ¿Se han vuelto todos locos? Si por la mañana el mensaje, tras el primer entrenamiento con el rosarino sobre el césped de Lezama, era de distensión, la afición ya no sabe si tras la tempestad venía la calma o si ha sido la calma la que ahora precede a la tempestad. Una masa social que si nos atenemos a encuestas de algunos diarios, nada menos que nueve de cada diez seguidores se decantan a favor del entrenador.

Sabedor de ese apoyo social, es como si el argentino hubiera decidido `sostenella y no enmendalla'. En Ibaigane saben que cesar al técnico sería una medida tan impopular que es difícil calcular su alcance. Pero también es lógico que el `zapatero a tus zapatos' a modo de recado que le enviaron a Marcelo Bielsa no pueda ni deba tener una vuelta atrás.

El entrenador juega con ventaja: no tiene problema en seguir, cumple su compromiso con el club, no decpciona a la afición, se justifica ante los jugadores y con este comunicado trata de apuntalar su cuestionada honestidad; y si le echan, al menos no será él quien se vaya. La directiva, en cambio, se mueve entre traicionar su habitual tiento y abrir del todo la Caja de Pandora con todas sus incalculables consecuencias, o tratar de correr un -hay quien hasta dice que pactado- injustificable e insostenible tupido velo, un por la paz, un Ave María. La directiva se ha metido en un jardín y el jardinero le ha salido infiel.