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Un fotógrado lesionado y una casi-cornada en otro encierro vertiginoso
Los Victoriano del Río se confirman como los más rápidos entre los veloces. Su cuarta carrera sanferminera consecutiva se consumió también en poco más de dos minutos, pese a que nada más salir amagaron con pararse y que al final de Santo Domingo un corredor salvó el pellejo por unos pocos milímetros.
Ramón SOLA | IRUÑEA
Sexto encierro y tercero seguido sin cornadas ni percances graves. Si los tres primeros resultaron muy peligrosos, desde el martes hemos entrado en racha. Los Victoriano del Río llegaban con fama de rápidos y poco problemáticos y se atuvieron a ella. Eso sí, con cuatro momentos de uff!, todos bien resueltos.
El primero y más sorprendente, nada más salir. Dos toros que iban en la cola y por la parte izquierda se fijaron en los municipales que bajaban por la pared tras sujetar el cordón de salida, e incluso amagaron con embestir. Hubiera sido muy peligroso tanto por la acometida en sí como porque los morlacos se hubiesen quedado descolgados desde el mismo inicio.
No hubo tal y Santo Domingo pasó como una exhalación. Pero en el último metro de la cuesta, un corredor trompicado en la parte derecha, junto a Casa Seminario, se encontró con el pitón a la altura del abdomen. Dio la impresión de que había cornada, pero no; el Victoriano solo encontró camiseta, no carne.
Cien metros más adelante, tercer susto. Los toros más rápidos se fueron contra las tablas de la curva por su inercia, sin llegar a resbalar, pero los que venían en la cola, más despacio, tropezaron con un grupo de mozos caídos y casi propinaron alguna cornada sin querer. La colisión no dejó empitonados, pero sí atendidos por las magulladuras.
Por una vez y sin que sirva de precedente, el final de Estafeta, Telefónica y callejón fueron más tranquilos. Los Victorianos corrieron agrupados y sin derrotar. Nada que reseñar. Sí lo hubo en la Plaza, donde uno de los corredores más conocidos se confió en exceso ante un toro, sin percibir que otro le iba cerrando la salida. Quedó entre las cuatro astas en el mismo centro del ruedo, pero los morlacos no hicieron por él, sino por llegar a los corrales.
Fotógrafo y preparador físico
La noticia llegó en el parte de heridos, que incluía un nombre sorprendente: José Torregrosa, veterano fotógrafo de Iruñea -62 años-, fue trasladado al Hospital de Navarra por una luxación en el hombro izquierdo con pronóstico menos grave al caerse del vallado.
«No sabía que trabajar en esta profesión, ser aficionado a la fotografía, era de tanto riesgo», bromeó Torregrosa en el hospital, antes de volver a casa. Su esposa, que le acompañaba, recordó que hace diez años tuvo otro percance mayor aún por un golpe que le dejó casi sin sentido. Ayer perdió además todo su equipo técnico, que quedó destrozado por la caída.
En la misma sala fue atendido Adur del Río, preparador físico del equipo de fútbol de Zalla, que sufrió otro golpe en la curva de Estafeta que le hizo perder la memoria de lo ocurrido. Este era su quinto año corriendo, y al salir pensaba ya en volver.
Los otros cinco trasladados fueron un californiano residente en San Francisco, ingresado con un traumatismo craneoencefálico leve en Mercaderes; un vecino de Laudio de 28, con pronóstico reservado por traumatismo craneal; un joven de Uharte de 20 año, con traumatismo maxilofacial desde Telefónica; un hombre de 35 años de Cintruénigo, por contusión lumbar en Mercaderes; y otro hombre de 54 años residente en Iruñea, atendido de un traumatismo en el brazo izquierdo.