Tras dos jornadas con apertura de la puerta grande en la Monumental iruindarra, la corrida de ayer bajó en intensidad0. Los toros de Victoriano del Río flaquearon en exceso. El balance, sin ser malo, no fue para echar cohetes. El Fundi logró una oreja en su primero y una ovación en el segundo. El Juli, un silencio en su primero y una oreja tras aviso en el segundo. Sebastian Castella lo intentó, pero no logró apéndice alguno. Ovación tras petición en su primero y silencio tras aviso en el que cerraba plaza.

El Fundi se despedía de la afición navarra en su última temporada en los ruedos. Cortó una oreja a Cóndor, mostrando una faena ligada, con oficio y buenos muletazos.

En el cuarto de la tarde, Fabuchero, no tuvo suerte. Tiró de oficio, pero a la hora de matar falló. El toro le atrapó y lo buscó en el suelo. Necesito tres intentos para acabar con el astado. El público agradeció su entrega y le concedió que saludase desde el albero para despedirse de la Monumental iruindarra.

El Juli cortó oreja en el quinto de la tarde, Cóndor. El recurso de brindar el toro al público surte efecto y, en caso de duda, hace caer la moneda en el lado del diestro. Eso sí, se arrimó conscientemete y dio una tanda de muletazos que confirmó el arte de Julían López. Pero la entrada a matar dejó claro que no merecía el apéndice. Pinchazo. Estocada caída. Dicen que más vale caer en gracia que se gracioso. Y El Juli cae en gracia en Iruñea.

Castella le puso empeño y ganas de agradar, quizá con exceso de efectismo. Así, recibió sentado en el estribo al sexto de la tarde. Al occitano siempre se la ha dado bien Iruñea. Ayer lo intentó, pero no fue suficiente.