«Pedimos al presidente que retire la fuerza militar y que deje en manos de la Guardia Indígena el control territorial. Igual planteamiento vamos a hacer a la guerrilla. Si no se retiran seguiremos haciendo la desmilitarización nosotros mismos con nuestras manos», manifestó Carlos Andrés Alfonso, uno de los líderes indíge- nas y consejero de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), con motivo de la visita de Juan Manuel Santos a Toribío, rodeada de retenes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y acosada por las ráfagas de metralleta y los bombardeos del Ejército.

El presidente acudió a esta pequeña localidad del Cauca para celebrar un consejo extraordinario con sus ministros y fue recibido con abucheos por los indígenas, que exigen la desmilitari- zación para evitar más muertes, lo que hizo vivir a Santos uno de los momentos más incómodos desde que llegó a la Presidencia.

El mandatario, que no recibió a los líderes de la comunidad, desoyó la exigencia de la comunidad indígena nasa de Toribío, donde en las últimas semanas se han intensificado los combates entre las FARC y las fuerzas de seguridad, y afirmó que no cederá «al terrorismo ni un centímetro» de territorio colombiano. No solo rechazó desmilitarizar la zona, sino que aseguró que enviará más efectivos para sumarlos a los 2.000 militares y policías de refuerzo desplegados allí en los últimos meses e instó a la población a respaldar a policías y militares. «Por las buenas o por las malas -amenazó- vamos a conseguir la paz».

Alfonso señaló a Efe que su pueblo tiene la legitimidad, por derecho constitucional, para ejercer el control de sus territorios ancestrales. «No queremos más Ejército ni más guerrilla acá», subrayó. E informó de que la Guardia Indígena, cuerpo de nativos armados con bastones de madera, continuará en su tarea de desmantelar los puestos y trincheras militares y policiales y los retenes guerrilleros en Toribío y otras localidades donde habitan los nasa.

Desalojo de una base militar

Ayer, un centenar de miembros de la Guardia Indígena desalojó a las tropas del Ejército instaladas en un cerro con antenas de telecomunicaciones civiles de Toribío, desmontaron sus garitas y cubrieron las trincheras que tenían en su base en el cerro Berlín, tomando el control del lugar.

Decepcionados con Santos, los indígenas, que el 8 de julio se declararon en «resistencia permanente» hasta la salida del Cauca de las fuerzas de seguridad y grupos armados, indicaron que dialogarán con la insurgencia porque sienten que «los problemas estructurales no fueron ni siquiera escuchados», informó Telesur.

El viaje de Santos implicó un gran despliegue de la Fuerza Aérea, que trató de mantener a raya, con bombardeos, a los guerrilleros instalados en las cercanías. Efe informó de que las FARC enviaron un mensaje a Santos a través de un combatiente que habló con los periodistas y que afirmó que la guerrilla solo se retirará del lugar una vez que las fuerzas de seguridad desalojen sus bases.

El departamento del Cauca, zona estratégica en la producción y y transporte de cocaína, es uno de los más conflictivos de Colombia y gran teatro de operaciones para los grupos armados, además de tierra ancestral de los nasa, pueblo aguerrido que combatió con fiereza a los invasores españoles, ha llegado hasta los campamentos de las FARC para exigirles respeto a sus comunidades, se han enfrentado a terratenientes y paramilitares que les han robado las tierras de sus antepasados y les han masacrado y también han exigido a los sucesivos gobiernos el cese de las hostilidades.