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Maite SOROA | msoroa@gara.net

Tratando de sacar la cara al jefe

Mariano Rajoy, a quien hace tiempo que le llaman Marianico el Corto por lo que se prevé que dure en el Gobierno, anunció el miércoles una bateria de medidas draconianas que nos tocará pagar a las de siempre, pero sus palmeros no hicieron más que felicitarle. También en el quisco. Así, en la prensa más afecta, ayer apenas había reproches. En «La Razón» titulaban en primera página «sacrificio frente a irresponsabilidad», oponiendo la imagen del presidente español con la de los participantes en la marcha de apoyo a los mineros. Ya en el editorial, señalaba que «el ajuste anunciado ayer por el presidente del Gobierno en el Congreso supone el más enérgico tratamiento de choque al que se hayan sometido las cuentas públicas desde hace décadas», ante lo que se preguntaba: «¿Era absolutamente necesario un plan tan riguroso?». La respuesta se la pueden imaginar: «Sería de estúpidos que, pudiendo haber otras alternativas menos costosas para el contribuyente y menos costosas políticamente, hubiera optado por las más sacrificadas». De estúpidos o de quien está al servicio de los que realmente mandan, esos que nunca van a ser «sacrificados».

Para el editorialista de «Abc», «las medidas anunciadas demuestran hasta qué punto debemos acometer una etapa de sacrificios inéditos, excepcionales y necesarios para dar opción a la recuperación de nuestra economía». Pues servidora diría que esas medidas no son para recuperar ninguna economía, sino como aval al rescate de los bancos. Sin embargo, el diario de Vocento estaba para dar jabón, y concluía el editorial de esta guisa: «En definitiva, Rajoy respondió a las demandas de transparencia y sinceridad, y a las necesidades impuestas por una crisis a la que definitivamente se le ha quitado el velo». Seguro que todo el mundo agradece a Rajoy su transparencia y sinceridad...

En «El Mundo», sin embargo, no eran tan obsequiosos con el líder del PP, y admitía que «España asume así condiciones similares a las de un país rescatado aunque los hombres de negro crucen la frontera con un estatus diferente al de la troika». Una no sabe con qué estatus cruzan la frontera, pero mandar, mandan lo mismo que en el resto de los «rescatados».

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