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«Así se destruyen y capturan los tanques de Bashar al-Assad»

Ante la escasez de armamento pesado, los rebeldes sirios deben combatir a la artillería de las fuerzas leales a Bashar al-Assad con artefactos explosivos de fabricación casera. Ubicada en una pequeña aldea de las montañas de Jabal al-Akrad, GARA ha visitado la fábrica donde el Ejército Sirio Libre (ELS) prepara el arma más temida por los tanques del Ejército del régimen.

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David MESSEGUER | Jabal-al-Akrad

Una gran columna de vehículos repletos de combatientes del ELS se dirige al frente de las montañas de Turkuman, cerca de la frontera turca, con el objetivo de tomar un puesto de la Policía política del régimen sirio. Situados en la parte posterior de los pick-up, los milicianos comparten espacio con alimentos, gallinas, munición y una gran cantidad de armas ligeras como kalashnikov y RPG. De repente, la comitiva se detiene en una pequeña aldea cerca de Salma, en la provincia de Latakia.

Varios de los combatientes descienden de las furgonetas y se dirigen hacia una humilde casita situada junto a la carretera. Debajo de una parra, varios sacos de nitrato de amonio y dos artefactos caseros con cables a su alrededor presiden la entrada del habitáculo. «Así se destruyen y capturan los tanques de Al-Assad», explica Abu Rahal, oficial de la milicia «Emigrantes de Alá». Con los IED (Improvised explosive Device, por sus siglas en inglés) la insurgencia iraquí causó auténticos estragos en las tropas norteamericanas y la misma estrategia está siendo utilizada ahora por los rebeldes sirios para atacar a los tanques del Ejército del régimen.

Cortar las vías de escape

Cuatro de estos artefactos improvisados son acarreados por los milicianos del ELS y depositados en la parte posterior de un vehículo. El objetivo es cortar las vías de suministro y de escape de las fuerzas leales al régimen apostadas en la zona de las montañas de Turkuman. Dos jóvenes combatientes con aparentes conocimientos de electrónica entregan a sus superiores dos pequeños dispositivos de color negro y con un botón azul en el centro semejantes a la torre de un ordenador en miniatura y les dan instrucciones sobre su funcionamiento.

Ante la falta de armamento pesado, el Ejército Sirio Libre se ha visto obligado a recurrir a la artesanía de explosivos para poder hacer frente a la poderosa artillería de Al-Assad. Una vez completado el suministro y a la espera de la llegada de más efectivos, Abu Rahal, ex capitán del Ejercito Sirio Libre en Deraa, se dirige hacia un cobertizo tapado con una lona de plástico. «Este BMR fue apresado a las tropas del régimen hace 10 días en la autopista que une Latakia y Aleppo», comenta mientras muestra el blindado. «Con nuestros explosivos tendimos una emboscada al Ejército sirio y pudimos hacernos con varios vehículos y munición. Todos sus ocupantes murieron en el combate», narra con orgullo Abu Rahal.

La vía principal que une la ciudad costera y la urbe norteña presenta cráteres y está impracticable entre varios tramos debido al uso de estos artefactos improvisados y a los intensos combates.

A lo que no pueden hacer frente los combatientes del Ejército Sirio Libre con sus armas ligeras y explosivos caseros es a los cohetes lanzados desde los helicópteros y las baterías de artillería de largo alcance. «Los helicópteros vuelan demasiado alto y no podemos alcanzarlos con nuestro armamento», remarca Mahmud, un combatiente originario de Latakia. Uno de los oficiales explica que Libia se ofreció a enviarles baterías antiaéreas, pero que Jordania y Turquía no han aceptado que dicho arsenal entre en Siria a través de sus fronteras.

Familiares en Latakia

La mayoría de los combatientes de las montañas de Jabal al-Akrad son de Latakia y por lo tanto se muestran muy cautos ante los medios de comunicación ya que muchos de sus familiares siguen viviendo aún en la ciudad mediterránea de mayoría alauí y controlada por el régimen. Por su minucioso conocimiento del terreno, son conscientes de que si Al Assad finalmente decide refugiarse en la ciudad costera su papel al frente de la ofensiva del ELS será decisivo.

De momento, y debido a la fuerte presencia de tropas leales al régimen, su estrategia se limita a intentar limpiar las zonas cercanas a la frontera para unificar el territorio que controlan y aguardar a que el ELS se haga con el control de importantes zonas de Damasco y Aleppo y pueda mandar efectivos a la zona de Jabal al-Akrad para intensificar el cerco a Latakia.

Tras el receso y una vez aprovisionados, los combatientes ascienden a los vehículos para emprender rumbo al frente. La moral es alta entre las filas del ELS puesto que las últimas noticias que llegan desde Aleppo hablan ya de barrios como el de Salahedín, controlados totalmente por la insurgencia y fuertes combates en los distritos de Sahur, y Sayf al-Dawla.

 
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