Irak sufre la jornada más violenta desde mayo de 2010 con 111 muertos
Más de una veintena de atentados en cadena ocasionaron la muerte a al menos 111 personas y heridas a otras 216 en 13 ciudades de Irak, en la jornada más violenta desde mayo de 2010, cuando fallecieron 110 personas. Entre las víctimas figuran una treintena de soldados y policías, principales objetivos de los ataques. Taji, a 25 kilómetros al norte de Bagdad, fue uno de los peores escenarios con siete explosiones, incluido un coche bomba, y 42 fallecidos.
GARA | BAGDAD
Irak vivió ayer una de las jornadas más sangrientas desde el 10 de mayo de 2010, cuando murieron 110 personas, la mayoría en la explosión de dos coches bomba en un aparcamiento de una fábrica textil de Bagdad.
Una serie de atentados, que algunas fuentes cifraron en 27 y otras en 21, provocaron al menos 111 fallecidos y 216 heridos en 13 puntos del país.
El domingo, 20 personas perdieron la vida en varios ataques en Bagdad y Najaf.
El atentado más mortífero tuvo lugar en Taji, a 25 kilómetros al norte de Bagdad. Un total de siete explosiones, incluido un coche bomba, dejaron un saldo provisional de 42 muertos.
«Oí explosiones a lo lejos. Salí a la calle y delante de mi casa vi un coche que no conocía», indicó a la agencia de noticias francesa AFP Abu Mohamed.
Luego avisó a la Policía, que determinó que se trataba de un coche bomba. «Pedimos a los vecinos que evacuasen la zona, pero la bomba explotó cuando estaban saliendo de sus casas», añadió, causando una gran cantidad de muertos entre los policías que habían llegado al lugar -14, según fuentes médicas-.
Relató haber visto a una anciana con el cadáver de un recién nacido y el cuerpo del policía que inspeccionó el vehículo.
Un periodista de AFP testigo de lo ocurrido informó de que la explosión destrozó completamente una hilera de casas y de vecinos buscando entre los escombros a sus familiares.
«Estaba durmiendo cuando mis padres me sacaron abruptamente de la cama. ¡Levántate, ayuda a tus hermanos pequeños; hay un coche-bomba!, gritaban. La explosión se produjo justo después de que salimos. Vi una bola de fuego y todo se vino abajo», relató Mohammed, de 11 años, mientras observaba las ruinas de su casa y cubría su cabeza con una toalla para protegerse del fuerte sol. La temperatura ayer alcanzó los 50 grados. Pese al ataque, no quiere cambiar de barrio. «Mis amigos y mi escuela están aquí. No quiero ir a otro sitio, pero la explosión nos obliga a hacerlo», lamentó.
Más al norte, cerca de la ciudad de Duluiya, a 90 kilómetros de Bagdad, hombres armados con rifles de asalto y granadas de mano entraron en una base militar. 15 soldados murieron y otros dos resultaron heridos.
En la provincia de Diyala, retenes del Ejército y la Policía fueron atacados por hombres armados y se sintió el estallido de bombas que dejaron 11 muertos, entre ellos miembros de las fuerzas de seguridad.
Ataques similares se produjeron en Kirkuk, Jan Bani Saad, Udhaim, Tuz Jurmato, Samarra, Dujail y Diwaniya.
Bagdad tampoco se libró. Al menos tres personas fallecieron en las explosiones de dos coches bomba en los barrios de Husseiniyah y Yarmuk. En Sadr City, en el corazón de la capital, otras 12 personas fallecieron.
Junio, con al menos 273 fallecidos y 603 heridos, fue uno de los meses más sangrientos tras la salida de las tropas estadounidenses en diciembre pasado.
El grupo libanés Hizbullah acusó a los servicios de Inteligencia extranjeros, sin especificar países, de impulsar a los grupos armados iraquíes a cometer atentados. «Esos atentados criminales y actos mortíferos son realizados por algunos grupos armados que quieren satisfacer los deseos de los enemigos de la nación», denunció en un comunicado. Consideró que el objetivo «es la intimidación de los ciudadanos, la muerte de personas inocentes, la difusión de la violencia confesional, el regionalismo y la destrucción de las instituciones del Estado. Es obvio que los servicios de Inteligencia extranjeros impulsan a esos grupos a cometer masacres e impedir la recuperación de Irak después de la salida de las fuerzas de ocupación», resaltó.
Por ello, instó a los líderes iraquíes a promover «la unidad nacional y el autocontrol con el fin de enterrar los conflictos y reducir las rivalidades».
Un funcionario del Gobierno iraquí que pidió mantener el anonimato aseguró que «los últimos ataques son un claro mensaje de que Al Qaeda en Irak está determinada a provocar una sangrienta guerra sectaria. Con lo que está ocurriendo en Siria, deberían tomarse seriamente como una potencial amenaza para nuestro país. Al Qaeda está intentado empujar a Irak al borde de una guerra entre chiíes y suníes». GARA
