Arturo, F. Rodríguez | Artista
USA
Si la historia del arte se ha constituido esencialmente a partir del análisis de obras de arte singulares, otra manera de escribir la historia del arte debería partir del análisis de las exposiciones. El empobrecimiento del arte y de la cultura actual no viene solamente de los recortes presupuestarios que afectan a todos los niveles de sus estructuras, sino de la apuesta por formatos caducos y por exhibiciones banales, insustanciales o directamente insultantes. Es el caso de la exposición «Made in USA», de la Sala Fundación Caja Vital, en Gasteiz.
Deberíamos convenir, al margen de su montaje o de su enfoque y al margen incluso de los recursos existentes, que una exposición es, en definitiva, un dispositivo perceptivo en sí mismo, una máquina de ver y un acto de aprendizaje. Cuando la fórmula expositiva se convierte en un cromo absurdo todo se desmorona, desde las posibilidades transmisoras y educativas hasta la capacidad que se supone a toda muestra para dar nuevas y audaces perspectivas. Queda al menos en la recepción crítica del destinatario la capacidad de no querer admitir una visión ramplona, una temática banal y un cúmulo de obviedades; queda al menos la posibilidad de reactivar la dignidad de la «audiencia» como «público».
El repaso a un listado de marcas y logos, el amontonamiento de la información y la espectacularización del consumo resultan en esta muestra una broma de mal gusto.
Más que nunca se trata ahora de consolidar el estatuto de la exposición como objeto cultural, como un artefacto complejo, y aquí, la indignación y la insumisión también tienen un papel importante que jugar.