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Draghi fija las condiciones a Rajoy

La jornada de ayer se presentaba clave para el futuro de algunas economías de la zona euro, especialmente la española, pero también la italiana. El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) se reunía en Fráncfort y toda la atención estaba fijada en la intervención de su presidente, Mario Draghi, quien fue tan clarificador como elocuente. El banquero italiano anunció la compra ilimitada de deuda de los países en crisis, lo que supondría un salvavidas para Madrid y Roma, pero advirtió de que la operación debe ir precedida de una petición de ayuda al fondo de rescate por parte de los gobiernos, y explicó que estará sometida a estrictas condiciones.

Dragui, en este sentido, descartó la posibilidad de que se produzca un «rescate blando», eufemismo extendido en los últimos meses, e insistió en que el estado o estados beneficiarios deberán firmar un memorándum cuyo cumplimiento será supervisado por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Avisó, además, de que el BCE suspenderá la compra de deuda en caso de que no se cumplan las condiciones de ajuste.

La pelota está ahora sobre el tejado del Ejecutivo español, cuyo presidente insistió ayer en que aún no ha decidido si pedirá o no el rescate. Tal como apuntan algunas fuentes, Rajoy, que mantuvo un encuentro con la canciller alemana, Angela Merkel, puede estar tentado de pensar que el anuncio del BCE haga que la tensión de los mercados se relaje, permitiéndole financiarse directamente, sin ayudas, y a un coste moderado. Así, podría eludir finalmente el rescate. Esa opción, sin embargo, es irreal. Porque, si bien es cierto que en los últimos días la presión a la que se ve sometida la deuda española se ha visto aminorada -la prima de riesgo bajó ayer de 450 puntos-, esto se ha debido precisamente a las expectativas de intervención del BCE. Si esta no se produjera, el acoso a la economía española volvería a recrudecerse, como ya ocurrió hace unos meses. En realidad, al rescate solo le falta la firma de Rajoy, y ahora es labor de la sociedad organizarse y salir al paso de las nuevas agresiones a la clase trabajadora que, sin duda, van a acompañar a la operación financiera.

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