Raimundo Fitero
Pelmazos
De esta circunstancia podemos sacar varias lecciones básicas: la presidenta cuida mucho sus relaciones de poder con sus subordinados. No le gusta que le lleven la contraria, y por las razones que sean, solamente quería una señal institucional de la propia Comunidad, que no es TeleMadrid, para difundirla a todos los medios de comunicación y así quedar como la más demócrata. Lo tiene todo bien medido. Trata a su jefe de prensa como si fuera un pelele. Pregunta a los trabajadores, «¿quién les ha mandado venir?»; es una intervención de control absoluto, una manera evidente de marcar territorio. Y si considera a sus propios medios afines y sumisos como pelmazos, ¿qué pensará de las otras cadenas?
Esto viene a confirmar lo ya sabido: estas cadenas autonómicas, al igual que la estatal, son prolongaciones de los gobiernos titulares de cada momento, y no hay manera de demostrar lo contrario. En ETB hay anécdotas como para rellenar tres carpetas de YouTube, pero ya que estamos hablando de pelmazos, quisiera compartir con ustedes una noticia que ha pasado casi desapercibida. El juez prevaricador, Baltasar Garzón, va a aparecer una vez a la semana en un programa televisiva de debate político, pero en Colombia. Se supone que para enredar un poco, para meter sus sospechosas narices en el incipiente proceso de paz entre las FARC y el gobierno colombiano y para darse un poco de alegría a su cuerpo, que necesita tanto de maquillaje y focos como de dinero rápido