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crisis económica del estado español

El BCE acerca a Madrid al rescate total mientras Rajoy sigue sin definirse

Las condiciones para el rescate ya están sobre la mesa. El BCE supedita la compra de deuda de los países en apuros a que éstos reclamen la intervención, lo que ayer generó un alza en los mercados. El Estado español dice ahora que estudiará la «letra pequeña» e insiste en mantener la incertidumbre. Mario Rajoy recibió ayer algo de oxígeno con el apoyo expreso ofrecido por Angela Merkel a su agenda de recortes sociales.

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Alberto PRADILLA | MADRID

Para que el Banco Central Europeo actúe sobre los mercados de deuda y alivie las presiones de los estados en apuros, estos tendrán que pedirlo expresamente, aceptar el rescate y someterse a una «estricta condicionalidad». Así lo advirtió ayer su presidente, Mario Draghi, tras la reunión en la que la institución bancaria europea acordó su plan de compra ilimitada de bonos para poner freno a la escalada de la prima de riesgo. El anuncio no debería de pillar por sorpresa a nadie, ya que certificó lo que todo el mundo daba por hecho. Sin embargo, el presidente español, Mariano Rajoy, uno de los principales interesados, sigue alargarndo la incertidumbre. Tras la reunión celebrada con Angela Merkel en Moncloa, el jefe del Ejecutivo aseguró que «no hay novedades» sobre si pedirá la intervención. La jornada clave para el rescate global español pasó de largo y sique sin aclararse la cuestión central. Eso sí, los mercados dieron tregua a Madrid y, tras el anuncio del BCE, la prima de riesgo cayó más de 50 puntos, situándose en los 447, el umbral más bajo desde el mes de mayo.

La atención de ayer se dividía a dos bandas. Por un lado, Francfort. Por el otro, Madrid, donde Rajoy recibía a Merkel. En Alemani, Draghi precisó sus planes de intervención en el mercado secundario. Comprará bonos con un vencimiento de entre uno y tres años y sin tope preestablecido. La ayuda no será gratis. Los estados que la soliciten (todas las miradas están puestas en Madrid y Roma) tendrán que pedir antes la intervenció del Fondo Europeo de Estabilidad (FEEF) o del futuro Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Y esta vendrá acompañada de unas condiciones «estrictas y efectivas», tal y como advirtió ayer Draghi.

El presidente del BCE explicó que renunciará a la prioridad en el cobro y justificó su estrategia para lanzar un mensaje de «irreversibilidad» del euro. Además, la liquidez creada por estas transacciones monetarias directas sufrirá una esterilización. Esto quiere decir que se retirará una cantidad de equivalente a la compra de bonos.

Lo que presenta el BCE es un rescate con todas las letras. Las obligaciones quienes lo reciban se reflejarán en un Memorándum de Entendimiento y vendrán supervisadas por Bruselas y el Fondo Monetario Internacional, dos instituciones que saludaron el anuncio y mostraron su disposición a colaborar. Draghi matizó que los solicitantes podrán escoger entre dos opciones: el rescate clásico, como ya lo han hecho Grecia, Portugal o Irlanda, o un programa preventivo. Aunque, en el fondo, el efecto es el mismo: inyección de liquidez, control por parte de la troika y una dura agenda de ajustes. Además, la cartera se abre también a los estados que ya han sido intervenidos.

«En manos de Madrid»

En relación al Estado español, Draghi tuvo palabras claras: está en sus manos solicitar el rescate. Hay que tener en cuenta que Madrid afronta unos meses complicados. En septiembre llegará la nueva calificación de Moody´s y los test de estrés de la banca. En octubre, además, tendrá que afrontar diversos vencimientos de deuda.

Pese a que todas las miradas estaban puestas sobre él, Rajoy no aportó ninguna novedad. Tras su almuerzo con Merkel y una rueda de prensa que casi coincidió con el anuncio de Draghi, el jefe del Ejecutivo español se limitó a decir que no había novedades. «Cuando las tenga, se las contaré», respodió, argumentando que ni siquiera había tenido tiempo para ver la intervención del presidente del BCE. Posteriormente, fuentes de Moncloa insistieron en que leerán detenidamente «la letra pequeña». Antes de tomar ninguna decisión, desde Presidencia se asegura que se analizarán cuáles son las «condiciones» de las que habla Draghi ya que, en su opinión, Moncloa está cumpliendo con las que ya estaban sobre la mesa.

Estas mismas fuentes insistieron en el mensaje básico de Rajoy: El presidente hará «lo que considere bueno para los españoles y para el euro». Lo que sorprende de la falta de respuestas claras es que, en realidad, el anuncio del presidente del BCE solo confirma lo que ya estaba sobre la mesa. Frente a ello, Madrid se escuda en que la crisis de la deuda no solo está relacionada con la falta de confianza hacia su economía sino también hacia el proyecto del euro. Además, recuerda que falta que el Constitucional alemán se pronuncie sobre el fondo de rescate.

Autonomía o aprobación

Pese a ello, Moncloa reitera el mensaje de que no ve la necesidad de nuevas condiciones. Y ayer negó que esta cuestión se tratase en el encuentro con Merkel. Sin embargo, durante la rueda de prensa, se ofreció un mensaje contradictorio. Por una parte, tanto el presidente español como la canciller alemana insistieron en que esta última no había viajado a Madrid para dictar «lo que hay que hacer». Además, Rajoy reivindicó la responsabilidad de las medidas, insistiendo en que son la única alternativa «aunque no gusten». Pero, por otra, buscó el aval público de Berlín a sus planes, lo que le da algo de oxígeno antes de ponerse a negociar el rescate en sus próximas citas comunitarias. Merkel cumplió, asegurando estar «impresionada» por el «ritmo y la consistencia» de los programas de recortes. También aventuró que «los frutos» tardan en llegar. Claro que, en medio de la cortesía diplomática, dejó un recado, tanto en la sala de prensa como en el posterior encuentro con empresarios. Recordó que el Estado español tiene que «cumplir con sus deberes». Finalmente, afirmó que «todos tenemos que entender que ningún país quiere imponer algo difícil a otro porque sí», y defendió su política de austeridad como garantía para la Eurozona.

Para ganarse el beneplácito de la canciller, Rajoy desplegó todo el argumentario que lleva repitiendo durante toda la legislatura: control del déficit, reformas estructurales y creación de empleo. De cara a Europa, la receta de la «integración fiscal y financiera» que apoye a una mayor cohesión monetaria y política.

La visita de ayer no disipó los interrogantes sobre el rescate aunque los principales datos económicos experimentaron fuertes subidas. La prima descendió a los 447, el bono a 10 años a los 6,03% y la Bolsa remontó un 4,91% La próxima cita entre Rajoy y Merkel será en Alemania en el mes de febrero. Para entonces puede que la intervención sea ya un hecho.

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El ministro español de Economía y exdirectivo de Lehman Brothers, Luis de Guindos, aseguró que el Estado español ha realizado «el mayor esfuerzo de los países de la OCDE» contra el déficit.

empresarios

La canciller alemana, Angela Merkel, llegó a Madrid acompañada por un séquito de empresarios germanos que celebraron un encuentro con homólogos españoles.

Un millar de personas en una marcha contra la deuda

Convocados bajo el lema «Fuck the Troika-Merkel go home (que se joda la Troika, Merkel márchate», cerca de un millar de personas se manifestaron ayer en Madrid. En un primer momento, la concentración tuvo lugar frente a la sede de la Unión Europea, en en paseo de la Castellana, aunque posteriormente los participantes en la protesta se desplazaron hasta la embajada alemana. La movilización, que estuvo rodeada por policías españoles, era llamada por diferentes colectivos sociales y cuestionó tanto la legitimidad de la deuda como los planes de recortes impuestos por las principales instituciones comunitarias, así como el rescate a los bancos. A.P.

bundesbank

La decisión del BCE no se tomó por unanimidad, tal y como reconoció Mario Draghi. El representante del Bundesbank, el Banco Central alemán, expresó su disconformidad con comprar deuda de estados como el español.

PSOE E IU

Tanto PSOE como IU cuestionaron el futuro rescate. Rubalcaba mostró su discrepancia mientras que Lara aventuró que se recortarán las pensiones. Llamazares llegó a considerar la opción de que el Estado español deje el euro.

El Gobierno español dice que no piensa tocar «en este momento» las pensiones

«En este momento no tengo ninguna intención de cambiar el statu quo», respondió Mariano Rajoy a la pregunta de si entra en sus planes tocar las pensiones. La paga de los jubilados es una de las pocas cuestiones que no se han visto afectadas por los recortes lanzados desde el Gobierno del PP, aunque ya fueron congeladas con el primer hachazo social impuesto por el anterior Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero en mayo de 2010. De este modo, el presidente español insistió en que mantiene sus previsiones de julio, cuando garantizó que sus medidas no afectarían a los pensionistas y que esta sería la última partida presupuestaria que sería sometida a sus planes de austeridad.

«Hemos tomado decisiones que no han sido gratas para mucha gente, pero las que tienen mayores dificultades, los q no pueden dar batalla como un joven de 20 años, son los pensionistas», insistió.

Lo que Rajoy no descartó fue recurrir al Fondo de Reserva de la Seguridad Social, la «hucha» que guarda el Estado para hacer frente a los pagos de las jubilaciones. «A eso no puedo responder», reconoció, para asegurar posteriormente que, en caso de tener que echar mano de la bolsa de auxilio, entra dentro de las previsiones legales, por lo que no lo consideró ningún problema.

«Lo importante es crear empleo, ya que además de satisfacer a las personas que quieren trabajar, mejor garantizadas estarán las pensiones», señaló. A.P.

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