EEUU busca tranquilizar a China por su giro estratégico hacia Asia
La visita del secretario de Defensa estaounidense a China busca estrechar lazos militares, pero también despejar suspicacias ante el giro estratégico de Washington en su política exterior, que mira ahora a Asia y el Pacífico. Panetta quiso tranquilizar a Beijing al asegurar que ese cambio no supone un intento de acorralar a China, cuyos países vecinos han expresado su preocupación por el aumento de su poderío militar.
GARA | BEIJING
La nueva estrategia militar de Washington, que busca hacer de la región Asia-Pacífico su principal prioridad en política exterior, no tiene intención de frenar a China sino de «extender su papel», afirmó ayer el secretario de Defensa estadounidense, Leon Panetta, en una visita a una academia militar en Beijing.
«Nuestro reequilibrio en la región no es un intento de frenar a China, sino de profundizar en las relaciones con China y de darle un papel más importante en el Pacífico. Se trata de crear un nuevo modelo de relación entre dos potencias del Pacífico», dijo Panetta tratando de despejar las suspicacias de Beijing, que sospecha de la ampliación de la presencia militar de EEUU en la región Asia-Pacífico, donde Washington desplegará para 2020 al 60% de su fuerza naval.
Panetta realizó estas declaraciones «tranquilizadoras» en un momento de gran tensión entre China y Japón, aliado de EEUU, en torno a un pequeño archipiélago de mar de China Oriental, cuya soberanía reclaman ambos. Pero su visita se inscribe en un contexto de desconfianza mutua que ha ido aumentado, aunque oficialmente los contactos militares entre Beijing y Washington están en vías de recuperación.
Insistió en el papel que deberán jugar EEUU y China para aplacar las tensiones regionales. «Nuestro objetivo es asegurar que ninguna disputa o desacuerdo se agravarse hasta un grado de tensión no deseada o incluso a un conflicto», afirmó.
En las últimas semanas la prensa china ha criticado la «parcialidad» de EEUU en torno a las disputas territoriales no resueltas que enfrentan a China con sus vecinos, preocupados por las crecientes ambiciones de Beijing, que refuerza su poder militar y afirma cada vez más abiertamente su soberanía marítima.
Respecto a la disputa en torno al pequeño archipiélago Senkaku/Diaoyu, Panetta mostró a Tokio su «inquietud» y apeló a una resolución diplomática, porque la situación podría degenerar en un conflicto mayor, y reconoció que, en el caso de ataque, tendría que defender a su aliado.
Durante su visita de tres días a Beijing, Panetta se reunió con el vicepresidente chino, Xi Jinping, presumible futuro presidente, quien señaló que la compra por parte de Japón de tres de las islas del archipiélago en disputa es un «sinsentido» e instó a Tokio a «controlar su comportamiento y evitar palabras y actos que atenten contra la soberanía y la integridad territorial de China».
Ayer la vida en las principales ciudades chinas y, sobre todo, en las inmediaciones de la Embajada de Japón, después de que las autoridades decretaran el final de las protestas antiniponas. La propia legación informó de que la Policía Metropolitana había enviado mensajes en ese sentido.
También, según la prensa china, la normalidad volvió a la mayoría de las empresas japonesas que operan en China.
La Guardia Costera japonesa, por su parte, indicó que catorce barcos gubernamentales chinos navegaban ayer muy cerca de las disputadas islas, donde la tensión seguía siendo elevada.
El Gobierno de China calificó ayer de «accidental» el ataque que sufrió, durante las recientes protestas antijaponesas, el automóvil del embajador estadounidense en Beijing, Gary Locke, y prometió que indagará lo sucedido.
¿Pequeñas islas rocosas desiertas perdidas en el mar de China Oriental o Eldorado petrolífero submarino? Las minúsculas Senkaku/ Diaoyu alimentan fantasmas y provocan serias fricciones entre Beijing y Tokio.
Un breve informe alternativo de cuarenta páginas de un departamento de la ONU, la CEPALO, sobre la estructura geológica del fondo del mar de China Oriental concluía a finales de 1970 que la zona era posiblemente una de las más ricas del mundo en petróleo y gas, aunque no cifraba las potenciales reservas, que para algunos eran de 100.000 millones de barriles. En definitiva, la isla del tesoro.
No hacía falta más para provocar fricción entre los países de la zona, que solo ha empeorado con los años, cuando la mayoría de las fuentes de energía empiezan a escasear y China, en pleno auge industrial, necesita cada vez más crudo.
Ni Tokio ni Beijing confirman esas enormes reservas. En 2008, ambos acordaron explotar conjuntamente los recursos naturales del mar que llamaron «de la paz, cooperación y amistad». GARA