«Sin el factor humano, Zinemaldia no sería posible»
A pesar de su sonrisa permanente, su voz lo delata. El cansancio es evidente y, a pesar de que el telón de la 60 edición se había cerrado, ayer todavía le tocaba despedir a los últimos invitados y miembros del jurado que se alojaban en el Hotel María Cristina.
Koldo LANDALUZE | DONOSTIA
En el transcurso de este epílogo, José Luis Rebordinos comparte con GARA algunas de las secuencias vividas en este Zinemaldia y nos revela las sensaciones del día después.
¿Satisfecho, supongo?
Hoy, en concreto, siento mucha satisfacción. También mucho cansancio, porque realmente no siento los pies, me duelen muchísimo y la voz va fallando, pero me siento muy contento por los resultados que hemos obtenido, porque el Zinemaldia se hace para tres sectores fundamentalmente: el público, la crítica y la industria. Para nosotros, las opiniones recabadas por parte del público resultan muy importantes. Ha sido una auténtica gozada ver cómo llenaban las salas, cómo nos paraban por la calle para darnos sus opiniones y, algo que para nosotros es muy importante, ese contacto directo nos servía para recoger sus críticas, porque con ellas los espectadores pretenden reforzar un certamen que sienten muy profundamente. No he podido leer todas las críticas, pero en muchas de ellas se alaba el nivel exhibido este año y ,en relación a los comentarios recogidos por la prensa extranjera, hay varios medios muy potentes norteamericanos que han subrayado el gran nivel de la Sección Oficial. En cuanto al sector de la industria, todo podría resumirse en la gran satisfacción expresada por quienes han participado en los foros de Cine en Construcción. En líneas generales, quienes han pasado por esta edición se han mostrado muy contentos con el trato recibido y para nosotros supone una gran satisfacción que, por primera vez, Zinemaldia tenga una división muy consolidada como es el Foro de Coproducción. Con todo lo que ahora te estoy diciendo me refiero a la letra grande; la letra pequeña habrá que leerla con más detalle para poder sacar conclusiones acerca de lo que hemos hecho bien o mal. Pero es indudable que el factor humano sigue siendo muy importante para este festival porque sin él sería inviable.
¿Qué sensaciones le lega esta sesenta edición?
Teniendo en cuenta la experiencia del año pasado, tengo la impresión que hemos hecho tres festivales en uno. Ha sido una experiencia mayor en todos los sentidos y ha resultado muy duro para todo el equipo. La gente ha dormido muy poco, ha estado al límite. Por ese motivo, me gustaría dedicar este festival no solo al público, que ha estado excepcional, sino también a un equipo que ha sabido estar a las alturas que exigía una experiencia de estas características.
Uno de los grandes hándicap con el que contaba esta edición era la crisis que afecta tanto a la Cultura como a quienes la consumen. ¿Cómo asumió este reto el Zinemaldia?
Nosotros lo pasamos muy mal a finales del año pasado y comienzos de este porque hubo un pequeño recorte en lo público -la verdad es que lo público aguantó muy bien el tirón-, pero es verdad que prácticamente en dos o tres meses se nos cayeron cerca de 480.000 euros de patrocinadores privados. Nos encontramos con un déficit terrible y no conseguíamos la firma de TVE hasta que se concretó en el mes de junio. Lo hemos pasado francamente mal pero, por fortuna, supimos darle la vuelta. Aquellos 480.000 euros que perdimos y que correspondían a empresas privadas, lo tradujimos en una aportación de más de 600.000 euros gracias a las aportaciones brindadas por otras empresas privadas. Por ese motivo, nuestra preocupación por lo que pueda ocurrir el año próximo es total. A pesar de todos los contratiempos que puedan llegar, nosotros lo que queremos y pretendemos es que la gente continúe sintiendo ese cariño especial por su Zinemaldia. Somos conscientes de que todo el mundo está viviendo momentos muy complejos y la expectativa futura tampoco resulta muy halagüeña pero, por nuestra parte, vamos a pelear con todo lo que tenemos a mano porque lo que no podemos hacer es pararnos. Para mi ha sido muy bonito comprobar que la industria cinematográfica del Estado español, que lo está pasando francamente mal, se ha mostrado muy contenta aquí y resumían ese estado anímico diciéndonos que «habéis conseguido unir al cine español en Donostia y habéis logrado que nos sintamos importantes». Por ese motivo, esa apuesta que hemos hecho por el cine del Estado español y, en concreto, por el cine vasco, ha sido muy importante.
¿Qué parámetros se utilizaron en la elección de los títulos que componían la Sección Oficial?
Siempre intentamos traer lo mejor. Aparentemente, es así de sencillo, lo que ocurre es que amparados en esa premisa también intentas traer títulos que apuesten por el riesgo, como ha ocurrido en el caso de Javier Rebollo. Este año era un tanto especial y, por ese motivo, hemos querido que el público se sintiera muy cómodo. Tampoco lo tengo muy claro pero, tal vez, se puede considerar que ha resultado un poquito más popular que en ediciones anteriores. Prueba de ello es que el programa incluía nombre conocidos. Pero, fundamentalmente, lo que siempre pretendemos es buscar y pelear por traer las mejores películas, sea cual sea su perfil.
¿Qué tiene el escenario del Kursaal? ¿Realmente emociona o saca a relucir las grandes dotes interpretativas de los premios Donostia?
Son 1.700 personas aplaudiéndote. Para mí, uno de los momentos más bonitos de esta edición ha sido Dustin Hoffman. Que alguien tan accesible, tan inteligente, tan tierno como lo ha sido él con todo el mundo tuviera esa reacción, fue una auténtica pasada. Pero es que luego lo llevamos al Velódromo y allí su emoción se amplificó por completo: quiso quedarse a ver la película, pero solo se le pudo permitir que estuviera media hora porque teníamos que regresar al Kursaal. Al día siguiente capté una conversación entre Hoffman y algunos miembros de su equipo a los que expresaba que estaba alucinado porque le habían llevado al cine más grande que había visto en su vida y que se encontró con 3.000 personas que le estaban aplaudiendo. Eso es algo que jamás había visto en su larga vida profesional y es una escena que jamás olvidará, porque le había emocionado muchísimo. Yo creo que eso es un elemento que nos diferencia del resto de festivales. Nadie tiene un público tan cálido y entregado como el de Donostia. Por ejemplo, Berlín tiene mucho público, pero el carácter alemán no se asemeja al nuestro, es más frío, y Cannes y Venecia compiten en lo referente a una atención muy poco delicada.
Cinco premios Donostia y...
Cinco hombres (Rebordinos concluye la frase). Sí, es una casualidad. Nosotros no funcionamos con cuotas. Yo personalmente las odio, porque me resultan profundamente machistas. Me parece que es una falta de respeto a la mujer. En el Zinemaldia somos plenamente conscientes de esa sensibilidad y siempre pretendemos que el nivel sea igualitario. Te repito que este año ha sido una casualidad. Llevábamos varios años en los cuales las premiadas eran mujeres y este año estuvo a punto de contar con la presencia de una actriz, pero finalmente no pudo concretarse Tampoco hay que olvidar que en las jefaturas de los jurados ha habido mujeres y que ellas también estás representadas en diversas secciones del Zinemaldia. Yo creo que la mujer debe estar presente en todos los ámbitos posibles y no hemos sido ajenos a la gran fuerza creadora que proviene de Latinoamérica y respaldada por muchas cineastas y productoras.
¿Qué secuencias mantiene vivas en la retina?
El premio Donostia a Dustin Hoffman, los momentos que compartí con él en privado; ir al Foro de Coproducción y ver que todo estaba lleno de gente porque era una apuesta que manteníamos desde hace dos años y por fin se hizo realidad; Mónica Bellucci, porque es una actriz a la que admiro muchísimo, inteligente, hábil conversadora y de puertas adentro una mujer muy cálida, alegre y muy accesible en el trato y lo mismo podría decir de Penélope Cruz. El encuentro con amigos personales a los que ves una vez al año y, sobre todo, descubrir las largas colas de espectadores y escuchar sus comentarios cuando finalizaban las proyecciones. Era increíble esa ola de ilusión, todo le parecía bien a todo el mundo y eso es algo que, personalmente, me provoca mucha alegría.
«Nuestra preocupación por lo que pueda ocurrir el año próximo es total. Somos conscientes de que todo el mundo está viviendo momentos muy complejos, pero vamos a pelear con todo lo que tenemos a mano»
«Para mi, uno de los momentos más bonitos de esta edición ha sido Dustin Hoffman. Que alguien tan accesible, tan inteligente, tan tierno como lo ha sido él con todo el mundo tuviera esa reacción, fue una auténtica pasada»