El mejor partido jugado por la Real en Anoeta desde la temporada del subcampeonato (2002-03) refuerza la validez de la apuesta valiente realizada por el Consejo para contratar a Philippe Montanier. No es casualidad que en su contratación intermediara el entrenador de aquella temporada, el también normando Raynald Denoueix, y que se buscara un hombre de un parecido perfil que apuesta por una metodología de trabajo importante y un estilo de juego basado en la posesión de balón y en la calidad técnica que se adecúa a las características del césped de Anoeta y a los jugadores que salen de la cantera de Zubieta.

Pero Montanier ha resultado ser una versión mejor para la Real de ese estilo de entrenador. Denoueix necesitó 46 partidos de Liga para hacer debutar a un jugador de la cantera en el primer equipo, Xabi Prieto, que fue el único al que utilizó en más de un partido de Liga en los dos años que estuvo en Donostia.

Denoueix apostaba por la experiencia y en sus dos años llegaron Kvarme, Schürrer, Potillon, Karpin, Boris, Lee y Alkiza, a los que había que sumar a Westerveld, Nihat y Kovacevic, fichados seis meses antes de su contratación. De los 17 jugadores más utilizados en la temporada 2003-04, 13 tenían al menos 28 años y la plantilla tenía un coste inasumible que generaba un déficit estructural de doce millones anuales que inició el camino hacia el abismo del club blanquiazul. Por eso el Consejo a la hora de fichar a Montanier buscaba un técnico que confiara en los jóvenes para tener un futuro sostenible.

Un once de casa y joven

Nueve años después la Real hizo vibrar a Anoeta en un partido como nunca desde entonces con un once formado por diez canteranos y sin ningún jugador fichado desde que De la Bella llegara a la Real en el verano del 2009 sin coste ninguno. Y de todos ellos solo Xabi Prieto, con 29 años, supera esa barrera de los 28 en la que también está Eñaut Zubikarai. Y lo más importante, el coste de la plantilla de la Real ahora no solo no genera un déficit, sino que ha permitido lograr un superávit que ha posibilitado cumplir con todos los compromisos adquiridos en el convenio de acreedores firmado para salir de la Ley Concursal.

Además, en esa comparación con el buen trabajo de Denoueix tiene una ventaja más, su apuesta por mantener viva toda la plantilla sin decantarse por un once claro como sucedía en la temporada del subcampeonato. Con pocas excepciones, el resto ha tenido sus opciones.

Por eso resulta muy difícil de entender el clima contrario a Montanier, porque ha cumplido con todo lo que se buscaba al contratarle, aunque cada aficionado tiene un once y es materialmente imposible que el que saque el técnico normando coincida con todos ellos.