Al menos 33 personas murieron y otras 104 resultaron heridas en otra serie de atentados en Irak, la mayor parte de ellos en Bagdad y su región. Desde el comienzo de este mes ya son 253 los muertos por la violencia que afecta al país. Según el Ministerio del Interior en Bagdad murieron al menos 25 personas y 59 resultaron heridas. En el centro de la capital un kamikaze hizo explotar un vehículo en una arteria comercial del barrio de Karrada. Restos de vehículos calcinados y carrocerías humeantes cubrían el suelo a lo largo de decenas de metros.

Apenas dos horas después, un segundo coche bomba explotó prácticamente en el mismo lugar. Además, un policía fue abatido por hombres armados y cuando una patrulla llegó al lugar, explotó un coche bomba. En Taji, un barrio de mayoría chií a las afueras, se encadenaron hasta cuatro atentados con coche bomba. Y en Madain, a 25 kilómetros al sur, un atentado similar alcanzó un vehículo de peregrinos.

También la región de Baquba registró tres explosiones con coches bomba que mataron a tres personas. Y en Kout, a 160 kilómetros al sureste de la capital, otra bomba estalló cerca de un puesto policial, matando a cuatro personas, tres de ellas policías. Varios ataques más en la región de Mosul dejaron al menos 19 muertos.

El general Abdul Jalil al-Assadi, jefe de la Policía de la provincia de Diwaniya, anunció la detención de dos hombres que se dirigían a la capital de la provincia del mismo nombre en vehículos cargados de explosivos. Según el oficial, los sospechosos son parte del Estado Islámico de Irak (ISI), una rama de Al-Qaeda en el país.

El pasado mes de julio el ISI anunció una campaña militar con el objetivo de liberar a sus militantes presos. El pasado jueves, los insurgentes atacaron una prisión en Tikrit, y un centenar de prisioneros llegó a escapar. Según el Ministerio del Interior, que anunció la captura de 23 fugitivos, casi la mitad de los fugados pertenecían a la organización «Estado islámico de Irak».