Las referencias de Xabier Arzalluz a que «primero es vivir, y luego filosofar» datan de los años 1995 y 1996, según el archivo de Efe. Iñigo Urkullu las rescató en el Alderdi Eguna de 2012, cuando el debate sobre la independencia está en las primeras páginas. Y lo hizo para presentar el deseo de «Euskadi, Nación Europea» como «el futuro», el «philosophare», y contraponerlo con el «vivere», con «el presente» que es, además, «tiempo de emergencias». Cabe preguntarse si al enfrentar el modelo de país y las cuestiones económicas, Iñigo Urkullu no estará haciendo suyo el discurso del PSOE y del PP de que lo identitario choca con lo económico, que las ilusiones quiméricas abertzales deben dejarse de lado para -como suelen decir- ocuparse de «lo que de verdad preocupa a la ciudadanía». La aparente dicotomía que presenta el candidato del PNV está resuelta por solventes teóricos del propio ámbito jeltzale que sostienen sin duda alguna que «hablar del modelo de país es hablar de las cosas de comer». Entre tanto, desde EH Bildu se insiste en la defensa de la independencia para, precisamente, dotarse de los instrumentos suficientes para que Euskal Herria se ocupe de manera eficiente del «vivere», de «las cosas de comer», y lo haga pensando en las personas y no en los capitales. No sabemos cómo se tomaron los invitados de CiU esa diferenciación entre el filosofar y el vivir, precisamente cuando ellos están planteando «la filosofía» (consulta, independencia) como su salvavidas.