La noticia del día en el Athletic debía haber sido -y lo es- que Ander Herrera entrenó con casi entera normalidad. Pero cuando parece que ya nada puede ir peor, empeora. Esa ley no escrita la está rubricando el Athletic esta temporada. Tras la debacle en Anoeta y el inevitable juicio sumarísimo a técnico, jugadores y directiva sobre qué le pasa al equipo que hace poco maravilló a la Europa futbolística, y cuando se abogaba por centrarse en el crucial partido europeo del jueves en Praga, el Athletic sigue, como apuntaba estos días Juan Carlos Latxaga, en `modo autodestrucción'. Podía haber sucedido con cualquier jugador de los que Bielsa tiene en plantilla, pero tuvo que ser con él. Y con él, claro, llegó el escándalo.

En el entrenamiento matutino de ayer, Fernando Llorente acabó en el vestuario antes de tiempo después de un cruce de impresiones con Marcelo Bielsa. Sucedió en el descanso de un intrascendente partidillo entre los menos habituales, entre ellos el `9', y algunos jugadores del filial. En ese momento, el técnico argentino se dirigió al delantero para hacerle algunas indicaciones, conversación que trascurrió en presencia del resto de compañeros, como Herrera, Toquero, Ekiza, Aurtenetxe o San José.

Bielsa siguió `aleccionando' a Llorente, quien se limitaba a asentir encogiéndose de hombros, hasta que en un momento dado, el argentino hizo ademán de señalarle con el brazo el camino de la caseta, hacia la que se encaminó el de Rincón de Soto con cara de pocos amigos. No hubo bronca ni discusión, pero sí algún tipo de recriminación. Nada ha trascendido sobre lo que sucedió en ese diálogo, así que habrá que esperar a la sesión preparatoria de este martes (10.30) y a la posterior convocatoria para viajar por la tarde a Praga, para comprobar si lo ocurrido ha sido un lance más como en cualquier vestuario o tiene repercusiones.

Lectura de labios e interpretaciones varias al margen, la noticia de lo ocurrido corrió como un reguero de pólvora en los medios de comunicación, con las televisiones emitiendo las imágenes del momento y las redes sociales echando humo. Incluso algunos echaron mano de la imagen en la que Bielsa, en Anoeta, no saluda a Llorente al término del partido al pasar por su lado, eso sí, cosa que tampoco hizo con otros jugadores, caso de Iraola o Susaeta. Sin embargo, sí que fue más llamativo que el argentino pospusiera la entrada del `9' hasta el 2-0 en el minuto 66 -además, el ariete apenas rascó bola, como le ocurriera días antes contra el Málaga a pesar de disponer de 45 minutos-, lo que unido a su suplencia, denota un entendible y profundo malestar del de Rincón de Soto.

El preparador argentino ha evitado este verano deslizar cualquier crítica hacia el delantero rojiblanco. Ambos han negado problemas entre ellos, revelando incluso esa pregunta de Bielsa en el vestuario sobre si él era un impedimento para su continuidad en el club o la de Javi Martínez. Sin embargo, el técnico parecía guardarse un as en la manga y si Llorente pensaba que, pasada la tempestad, iba a recuperar fácilmente la titularidad, el responsable del equipo ha decidido, de momento, que no. Mañana, el argentino hablará en la previa del choque europeo y, se supone, aclarará lo ocurrido. Con o sin Llorente, el Athletic se juega mucho.