UEFA Europa League
Los rojiblancos siguen sin tocar fondo
Si algo puede ir peor, empeorará. Y este Athletic lo lleva escrito en la frente. Desdibujado partido, tres goles en contra, otra derrota y solo un atisbo de esperanza, el regreso de Herrera. ¿Será suficiente?
S.PRAGA 3
ATHLETIC 1
Joseba VIVANCO
Algunos sugieren que ante la grave crisis económica lo mejor es dejar que esa misma crisis toque fondo y a partir de ahí comenzar la recuperación. No sabemos si eso mismo es lo que pretende o debe hacer el Athletic, pero lo cierto es que el equipo sigue sin tocar fondo. Y eso en puertas de un nuevo derbi. Ayer, en Praga, este Athetic volvió a evidenciar que ni de lejos se asemeja al de hace unos meses y si encima la plantilla, como sorprendió en la previa Marcelo Bielsa, es mejor, pues que venga alguien y lo explique.
Desdibujado en una primera mitad en la que se fue con dos goles de desventaja, los leones reaccionaron, dolidos, en la reanudación, pero un inexistente penalti dilapidó el marcador, que no la reacción. Para ser justos, además de falto de juego, este Athletic no tiene ni pizca de fortuna. El Sparta marcó de un zapatazo desde fuera del área, de un balón colgado mal defendido y cuya trayectoria final a la red desvía de manera desafortunada Aduriz, y una pena máxima que se inventó el linier. El Athletic la tuvo en un taconazo fallido de Aduriz, en un misil desde 40 metros de De Marcos, en un cabezazo de Gurpegi con el que se lució el portero checo y ni por esas. Este Athletic parece especializado en revalorizar porteros de segunda o tercera fila. Y ayer volvió a suceder, más allá de que en los primeros 45 minutos los leones solo contabilizaron un disparo entre los tres palos. Así es imposible.
El choque arrancó con un ritmo vertiginoso, donde ninguno de los dos equipos especulaba, con, eso sí, un Sparta más incisivo y decidido y un Athletic que no lograba adueñarse de la pelota. Un partido de ida y vuelta, dos equipos al ataque, con tres córners en los cinco primeros minutos y una primera media-ocasión en un taconazo que Aduriz no llega a conectar a dos metros de portería.
Para los veinte minutos, los rojiblancos comenzaban a tomarle el pulso al choque y dominar la pelota, pero sin descubrir si enfrente tenía un buen o mal portero. Y en eso llegó el gol. Un zapatazo lejano, nunca mejor dicho, de Zapotocny, sorprendió a un Iraizoz que dio alas a sus detractores y desvió de puños hacia su propia red. Era un partido para empatar rápido y la tuvo De Marcos en un chutazo desde línea de tres cuartos, que desvió el arquero. La fortuna iba por barrios.
El problema era que cada acercamiento o balón rondando por el área bilbaina invitaba a aguantar la respiración. Cuando no, el propio equipo se lía, pierde la pelota y concede ocasiones al rival, como en el minuto 35 cuando Gurpegi salvó otro gol casi cantado. Y así, en un balón bombeado al área, en el segundo palo, donde tres checos acechaban defendidos por un solo león, Balaj remachó de cabeza y el balón lo desvió la nariz de Aduriz. 2-0. Cara de tontos. Tanto que a partir de ahí los del Sparta lo intentaban ya hasta de medio campo, visto lo visto.
Al descanso se esperaba que Bielsa, de nuevo, mandara a parar, pero no, no hizo cambios. Los mismos responsables deberían arreglar el entuerto. Y a ello se pusieron, con fe, con velocidad, y un testarazo de Gurpegi debio acabar en gol, pero ahí estaba el portero Vacilik, como lo estaba al disparo lejano de Iturraspe dos minutos después. El Athletic salía a por todas y por primera vez el Sparta sufría de verdad. Pero un error del línea, que señaló dentro una inocente falta de Castillo, acabó en penalti. Gorka Iraizoz es el portero que ha recibido más goles de penalti en las cinco grandes ligas en las últimas cuatro temporadas, 21 en total. Y ayer no quebró esa racha. 3-0. Otros tres goles al buche y de un equipo que había marcado dos en sus últimos cuatro encuentros.
Un plano Ibai dejaba su sitio a Isma. El partido se rompía, entraba en un ida y vuelta. Herrera saltaba al césped por Castillo y De Marcos pasaba al lateral. El exzaragocista le dio otro aire al juego bilbaino, pero ni la entrada de Llorente consiguió concretar esas intenciones. Lo haría De Marcos, el mejor ayer, a pase de Muniain. «¡Vamos, vamos!» arengaba desde la banda Bielsa. Pero no dio para más, no el tiempo restante, casi veinte minutos, sino el Athletic. Ganar a Osasuna se antoja ya cuestón de vida o muerte, porque si no, las dos semanas por delante sin fútbol serán para temblar.
Marcelo Bielsa compareció en rueda de prensa tras la derrota en Praga para asumir que este nuevo tropiezo «dificulta las posibilidades» de clasificarse para la siguiente ronda, pero «de ninguna manera puedo pensar en una situación definitiva» a falta de cuatro partidos. El argentino habló de un «partido parejo en el dominio, en el trámite, en ocasiones de gol», pero evidenció que la diferencia entre ambos contendientes radicó en que mientras el Athletic tenía que elaborar cada uno de sus ataques, el Sparta se aprovechaba en ocasiones de la, dijo, «complicidad» de los bilbainos, de sus «concesiones». De nuevo, el técnico argentino volvía a referirse a la mala presión ejercida por los suyos y las facilidades dadas. Para él, los checos hicieron daño con sus salidas ofensivas una vez recuperado el balón, que tuvieron que ver con «algunas situaciones posicionales nuestras».
Bielsa admitió que con esta nueva derrota no puede «ignorar la sucesión de resultados, ni las diferencias de goles» y de que «perdemos contra rivales que antes del partido son inferiores a nosotros».
A partir de ahí, el entrenador rosarino respondió a algunas cuestiones sobre jugadores concretos. Explicó el cambio de Aduriz sobre el que dijo «no considero que haya sido tarde», ya que el donostiarra «merecía ver si podía consolidar sus insinuaciones» tras una primera mitad «en constante búsqueda». Sí aclaró que «no era un partido para que jugaran en común» él y Llorente, ya que el equipo sufría mucho atrás con las pérdidas de balón y hubiera sido más peligroso aun jugar con dos puntas.
También se refirió a De Marcos, para quien «en la primera parte siempre logró ubicarse por detrás de los volantes», llegar bien, pero «acabar demasiado adelante», lo que provocaba que el equipo «sufriera sus regresos», especialmente, señaló, Iturraspe. Y respecto al regreso de Ander Herrera, que contó con minutos en la segunda mitad, Bielsa apenas sí dio relevancia a su presencia, limitándose a decir que si bien no se le notó falto de ritmo, «su incidencia estuvo dentro de la media del colectivo», aun cuando lo cierto es que dio otro aire a la circulación en la medular y el ataque.
El Olympique de Lyon logró una importante victoria en el último suspiro en casa del Kiryat Shmona israelí. Un gol en el minuto 90 de partido dio la victoria a los franceses por 3-4, tras haber ido ganando por 1-3. Los de Lyon son ahora primeros de grupo con seis puntos.