¿Por qué es actriz, qué convicciones le condujeron por este camino?

Porque me permite indagar en las grandezas y miserias del alma humana a través de distintos puntos de vista; por expresar a través de la voz, el cuerpo y la propia esencia algo muy personal tras un imaginario común; porque es un oficio donde el aprendizaje nunca cesa... Es la disciplina artística que yo siento más completa y que más me enriquece. Las herramientas de trabajo están en uno mismo, hay una adaptación a un entorno y una sorpresa en cada historia que contar.

¿Y todo es como la había soñado a pesar de las envidias, las productoras... y el propio mundo artificial del cine?

El juego de crear ilusiones tiene sus daños colaterales. Pero el dolor también es una energía de trabajo muy verdadera. Yo creo en darme al personaje sin ningún juicio de valor y sorprenderme con lo que sucede, creo en encontrar personas con las que seguir contando cuentos y en respecto a lo que deriva de eso... pues no sé, procuro encontrarle el gusto también. Estar supeditado o no a unos intereses de otros que no tienes porqué compartir, también define a uno en sus maneras.

Es muy joven, 28 años y ya atesora diversos premios y nominaciones. ¿Cuál guarda con más cariño?

Todas las muestras de apoyo y reconocimiento son de agradecer, pero recuerdo con especial cariño un premio que me dio el jurado del Festival de Teatro Galego por el personaje de Julieta en la obra «Romeo y Julieta». No había podido acudir a la entrega y me lo dio mi director, Eduardo Alonso, en un bar de Madrid. Con ese personaje tuve una historia increíble y me marcó para siempre.

¿Cómo vio la historia sobre el bombardeo de Gernika en su gestación?

Desde el primer momento me interesó la historia, el contexto, el guión, el personaje y el regreso al País Vasco (el año anterior había rodado aquí la película «Arriya», que también se presentó en el Festival de San Sebastián). Amaia era un personaje para volar y desde que quisieron contar conmigo me entregué al proyecto. Además es un legado histórico.

¿Cómo la vio, una vez concluida?

El estreno en el Teatro Victoria Eugenia, en el Festival de Cine de San Sebastián de este año, fue hermoso. Comencé a verla con pudor, hasta que me dí cuenta de la persona a la que secretamente había dedicado el personaje, entonces relajé los hombros y disfruté la película viéndola desde sus ojos. Fue otro aprendizaje.

¿Entiende desde su edad cómo pudo ocurrir aquello?. ¿Cómo vio al coronel Von Richtofen, por ejemplo...?

Dudo que jamás comprenda por qué sucedió, pero siento el derecho de conocer desde distintas voces esa herencia que tenemos, nuestra historia. ¿Cómo vi al coronel? En fin... como algo espeluznante con medallas en la solapa. No sé lo que internamente le depararía su justicia poética.