CRíTICA: «Lo imposible»
La occidentalización de la supervivencia
Mikel INSAUSTI
Una de mis películas prefereridas en las sesiones infantiles de los cines Aitor o Irazusta de Hernani era «Al este de Java», porque nunca antes había visto, ni siquiera en la playa de Zarautz, una ola tan gigante. Aquel maremoto estaba causado por la erupción del volcán Krakatoa, pero todo formaba parte de una aventura exótica en lugares muy remotos, incluso para la imaginación de un niño.
Hoy en día ya no existe esa distancia entre el espectador y la representación de lo imposible en la gran pantalla, porque en todo el mundo se pudieron ver las consecuencias del tsunami que en el 2004 asoló las costas del sur y sureste asiático, a través de las imágenes de televisión. La tragedia tocó en aquella ocasión más de cerca a la sociedad occidental, porque afectó a los turistas que pasaban las vacaciones navideñas en la zona de peligro.
De todas las historias reales que surgieron en medio del caos, Jota Bayona y su guionista Sergio G. Sánchez fueron a escoger la vivida por la familia de María Belón, cambiando en la ficción la procedencia de los protagonistas al tratarse de un rodaje en inglés con reparto internacional. La traducción obedece a las leyes de mercado, pero es que además, y esto es lo más grave, «The Impossible» es una producción totalmente mimética con respecto a las películas de catástrofes que se hacen en Hollywood.
Tan despersonalizado producto orientado de lleno hacia el consumo familiar, revela una vez más la paradoja del entretenimiento palomitero a costa del sufrimiento ajeno. No hay posibilidad alguna de identificación con el dolor de la población nativa, cuya participación en la película se limita a la figuración de rostros amables y complacientes con el turista extranjero. El rol heróico está reservado en exclusiva al matrimonio protagonista y sus dos hijos, representativos del concepto de supervivencia del primer mundo en países de riesgo a los que viajan respaldados por un buen y caro seguro. Son nuevas formas de colonización a la que la industria del cine no es ajena.