Raimundo Fitero
Vacío
Descontando los días podemos asegurar que el lunes próximo habrá resaca política. La campaña electoral vasca transcurre televisivamente en perfil bajo, aunque todos los responsables de cada opción pensarán que son maltratados o que no se les presta la atención requerida. Es la obviedad, quien tiene el mando, sale privilegiado. Pero lo que los ciudadanos sienten es que todo es una pamema, un montaje, que se sabe cuándo se conecta en directo y entonces se dice el párrafo seleccionado, que se dan las instrucciones precisas, cuando no el vídeo montado de las intervenciones a las televisiones. Todo en su conjunto transmite una sensación de vaciado, de campaña plana, aislada, sin apenas ideas, todo a base de eslóganes, frases hechas, que es difícil entender que convenzan a nadie que no esté ya convencido de antemano. El anecdotario se amplía con imágenes bastante cutres, como la de Antonio Basagoiti atendiendo a su hija con gripe, «en la cama matrimonial»; un detalle, que probablemente le dará un voto más en el convento de las Clarisas. O esa escena de un votante increpando a Urkullu, impasible el ademán, como diciendo, a ver cuándo acabas que me habían dicho los de campaña que eran diez segundos y llevas ya treinta. Las frases de campaña se acumulan en el vacío, porque no llevan nada más que intención de soliviantar, como esa Rosa marchita de funeral casposo, la mano de hierro de ese partido carroña que dice cosas que son proyecciones de su propio programa ideológico para raspar en la caverna más ultra y españolista algún voto.
Pero el vaciado mayor está en la prensa. La situación económica es tan agobiante, que se está llegando a mínimos insufribles. La decadencia de la prensa se manifiesta en que el señor Botín, debido a su poderío y las deudas contraídas, va a entrar en varios consejos de administración de las cabeceras españolas más rimbombantes, lo que va a materializar lo que es ya una realidad camuflada, serán boletines de propaganda de los productos bancarios y silenciarán todas sus barbaridades. En esta campaña electoral van muy despistados, pero apuestan casi siempre por el perdedor local ya que buscan la pasta en otros puntos.