El atentado en Beirut evoca una regionalización de la crisis siria
La muerte en atentado de un alto mando de los servicios de Inteligencia de la Policía libanesa aviva los temores a una regionalización de la crisis siria. No en vano el general Al-Hassan era un aliado de peso de la oposición libanesa antisiria. Una oposición que apoya abiertamente, con armas y hombres, a los rebeldes sirios, enfrentándose al Gobierno libanés, liderado por Hizbulah. La guerra siria ya había cruzado la frontera libia. Asoma ahora en el corazón de Beirut.
GARA |
La explosión de un coche-bomba en Beirut dejó un saldo de tres -aunque durante el día se barajó la cifra de ocho- y 78 heridos, según la agencia estatal de noticias, y reaviva el temor a una internacionalización del conflicto sirio, que divide profundamente a la población libanesa.
El atentado se produjo cerca de la popular plaza Sassine, en el barrio de Achrafieh, a las 14:50 horas, y es el primero de este género en la capital libanesa desde 2008. En sus alrededores, los empleados del Banco Europeo de Oriente Medio, que sufrió daños en sus cristales, buscaban noticias de sus hijos, que salían en ese momento de la escuela.
El hecho de que la deflagración tuviera lugar entre la sede de la coalición opositora 14 de Marzo, que lidera Saad Hariri, y la sede de la Falange Libanesa (Kataeb, milicias cristianas maronitas de oposición) apuntó desde un principio a un móvil político. Tanto el 14 de Marzo como la Falange están alineados con los rebeldes sirios frente al Gobierno libanés que, liderado por la organización chií Hizbulah, mantiene lazos con el régimen de Bashar al-Assad.
Fuentes gubernamentales informaron a última hora de la tarde que entre los fallecidos se hallaba el jefe del departamento de Inteligencia de la Policía libanesa, general Wissam al-Hassan.
El diario «The Daily Star» aseguró que el general era el objetivo del coche-bomba y, según la cadena de televisión Al-Jazeera, había encabezado las investigaciones sobre la muerte del ex primer ministro Rafik Hariri -padre del actual líder opositor- en otro atentado con bomba en Beirut en febrero de 2005.
Investigaba un atentado
El fallecido dirigía la investigación de un hallazgo de explosivos y un posible atentado en el marco de la cual fue detenido el exministro libanés y político prosirio Michel Samaha. Desde entonces había incrementado sus medidas de seguridad y enviado a París a su familia.
En enero de 2008, un atentado similar costó la vida al entonces capitán de los servicios de inteligencia de la Policía, Wissam Eid, quien también había investigado la muerte del ex primer ministro Hariri.
La oposición no tardó en apuntar a Damasco y comparó el atentado con los que ensangrentaron Líbano entre 2005 y 2008 contra dirigentes hostiles a Siria, que mantuvo una fuerza militar en Líbano tras sus quince años de guerra civil.
El diputado falangista Nadim Gemayel señaló que «el régimen sirio está cayendo y quiere llevar su crisis a Líbano. Nohamad Machnuq, del 14 de Marzo, acusó a Damasco de querer «aterrorizar al pueblo libanés».
El régimen sirio condenó el «cobarde» atentado e insistió en que «estos atentados terroristas son totalmente injustificables, ocurran donde ocurran», en referencia a la comprensión -cuando no apoyo- de Occidente y la oposición libanesa a atentados similares en suelo sirio.
El Partido Sirio Nacional Social -que defiende la unión de Siria y Líbano- condenó desde Beirut el atentado que, sugirió, llevaría «la huella de Israel».
No faltó quien revivió el fantasma de los coches-bomba durante la guerra civil (1975-1990).
Líbano y su porosa frontera se ha convertido de facto en una extensión de la guerra siria.
Un alto comandante rebelde del ELS declaró que el alto el fuego propuesto por el mediador internacional para Siria, Lajdar Brahimi, es una «pérdida de tiempo» y advirtió de que sus soldados no aceptarán esta tregua ni siquiera en caso de que la apoye el líder del ELS en el exilio, Riad al-Asaad.
«No nos fiamos de este régimen ni de esta tregua», declaró el coronel Ahmad Fahd al-Nimá, comandante del consejo militar del ELS en Deraa (sur), al diario británico «The Guardian».
Brahimi, quien llegó ayer a Damasco, ha propuesto que las dos partes acepten un alto el fuego durante la celebración del Eid al-Adha, la Fiesta del Sacrificio, que comenzará el 25 de octubre y durará cuatro días. La propuesta ha sido apoyada por Turquía, Irán y la Liga Árabe.
«Brahimi ha querido reunirse conmigo, pero yo lo rechacé", explicó. «Creo que está intentando ganar tiempo hasta las elecciones de EEUU, y posiblemente cuando hayan pasado el mundo empezará a tomar decisiones contra el régimen», auguró.
La oposición acusó al régimen de utilizar bombas de racimo en sus bombardeos contra el enclave estratégico de Maaret al-Noomane (norte), en manos de los rebeldes, y que comienza a sufrir desabastecimiento. Los combates en torno a la cercana base militar de Wadi Deif, con un importante arsenal, bajaron ayer de intensidad por «falta de munición» de los rebeldes. GARA