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Lorea Bilbao Torturaren Aurkako Taldea

Solo cabe el reconocimiento

En este sistema de impunidad cada uno tiene su papel: a los torturadores les conceden 5 días sin intromisiones, nadie puede romper la incomunicación

Un juez de la Audiencia Nacional emite orden de detención incomunicada contra ciudadanos vascos bajo la acusación de «terrorismo»; no importa si has hecho algo o no, desde ese momento ya eres terrorista y se te tratará como tal. «Queda Ud. incomunicado». Y en ese momento te despojan de tus derechos para meterte en el túnel de la impunidad. «Bienvenido al infierno». Te meten en oscuros y húmedos calabozos y en cinco días solo conocerás oscuridad, miedo, terror, pánico, golpes, bolsa, interrogatorios y lo peor de todo, recordándote que gozan de total impunidad, que pueden detener a tus seres queridos, que te pueden violar, que puedes morir...

Intentas contarle lo que te ocurre a esa persona que viene del exterior y que está sin encapuchar: el médico forense. Pero enseguida te das cuenta que no ayuda, no te mira, no te pregunta y aunque le digas que te están torturando no mostrará interés, apunta algo en su hoja blanca y en cinco minutos te despacha. Si le enseñas tu cuerpo porque te han golpeado y puede haber marcas intentará justificarlo: «tienes la piel muy fina»... con respuestas como esa sales descolocada y decides no contarle nada. En ese momento solo piensas en que todo se acabe, pero es esa labor del médico forense la que después te podrá ayudar a probar lo que estás sufriendo.

Las únicas pruebas serán esas notas que redacta el forense en su informe y con su actitud de justificar lo injustificable, de no hacer nada ante los rostros torturados, de ocultar lo que se presenta ante sus ojos, es como se consiguen los archivos de las denuncias. Los jueces de instrucción se basan en esos informes para constatar la inexistencia de indicios de tortura. Así de fácil. En este sistema de impunidad cada uno tiene su papel: a los torturadores les conceden 5 días sin intromisiones, nadie puede romper la incomunicación salvo el médico forense. Pero este se encarga de realizar informes que minimizan hasta un punto insignificante lo que ocurre y si hace falta declararán que no vieron nada anormal, que si no, lo hubieran reflejado en su informe.

El juez de la Audiencia Nacional permanece impasible ante las denuncias de torturas, pasividad absoluta. Y los juzgados de instrucción cierran el círculo de la impunidad con las herramientas que la «justicia» les otorga; así, intentan pasar la «patata caliente» a otro juzgado y mientras se decide la competencia va pasando el tiempo (incluso años) y con ello la posibilidad de obtener pruebas, dan por válidos los informes del forense y, al no encontrarse evidencias físicas decretan el archivo de la causa «por no aparecer suficientemente justificada la perpetración del delito». Tú puedes recurrir en un largo camino hacia el Tribunal Constitucional para obtener siempre la misma respuesta: «no se admite a trámite dada la manifiesta inexistencia de violación de un derecho fundamental».

Sin embargo el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dejado en evidencia que sí, y que además no son casos aislados: el reino de España no pone las medidas necesarias para evitar que se torture, desoyendo todas las recomendaciones que expresamente y reiteradamente le realizan desde instancias internacionales, pero además no investiga las denuncias por tortura, por lo que en ningún caso se podrá probar que existieron. Pero ellos la practican, otros la amparan y nosotras lo sabemos. Sois los responsables y pedimos que de una vez se reconozca la Verdad para que se haga Justicia y se obtenga una Reparación, no nos basta con una indemnización de 24.000 euros, necesitamos un Reconocimiento a toda una sociedad que ha sufrido el terror de la Tortura.

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